23 de julio de 2012

LA CALLES LIMEÑAS NO ESTÁN DISEÑADAS PARA CAMINAR

Revisando el archivo del blog encontré esta interesante nota publicada hace casi dos años, tiempo en el que lo que aquí denunciamos no solo se ha mantenido sino agravado. Es inconcebible que mientras los políticos se llenan la boca con anuncios de bonanza y superávit fiscal, los ciudadanos sigamos viajando en condiciones precarias, ya ni siquiera como ganado.

Necesitamos soluciones urgentes e integrales, debemos exigir que se invierta en la ciudad y la calidad de vida de los ciudadanos. De nosotros depende.

Aldo Facho Dede



Comparto con ustedes una interesante nota publicada el 21/11/2010 en el diario El Comercio donde ponen por escrito una dura realidad que vivimos los limeños y para la que ninguna administración ha propuesto una solución integral.

Cada vez que visito la ciudad me encuentro con avenidas más anchas con grandes carteles que anuncian resolver los problemas de tráfico, lo que en realidad hacen desde que tengo uso de razón urbana es correr los nudos unos kilómetros más, a costa de las veredas, paseos arbolados y retiros de las casas. Poco se hace por solucionar el verdadero problema de la ciudad: transporte público, vehículos caducos (por no decir chatarra) y altamente contaminantes, rutas arbitrarias y saturadas, taxis no regulados, moto-taxis sin control... y puedo seguir.

Hace no mucho se inauguró el Metropolitano y se reactivó el Tren Eléctrico, pasos importantes pero con décadas de atraso. Los limeños merecemos mas: amplias veredas, sendas para ciclistas, paseos arbolados, transporte público moderno, ecológico y ordenado, taxis empadronados; una ciudad pensada como una gran y compleja trama de interfases humanas que garantice su armónico crecimiento y desarrollo. Evidentemente esto no es fácil ni gratis, exige un esfuerzo coordinado en cada estamento político y la voluntad de los distintos gremios y empresas directamente involucradas. No se puede argumentar como "reducción de puestos de trabajo" un sistema que necesita para que el transporte público funcione un chofer, un cobrador, un anotador y un llamador. En la mayoría de ciudades que he visitado con un chofer y un sistema coordinado de rutas es suficiente. Si además pensamos que cuatro de esas unidades caducas equivale a un autobús moderno se hace más profundo el abismo.

No se puede hablar de "calidad de vida" si no tenemos un sistema de transporte mínimamente moderno y eficiente, y cuando hablo de transporte no solo me refiero a vehículos, sino también a veredas y sendas para bicicletas. Debemos exigir a nuestras autoridades municipales y nacionales que asuman la labor de renovar el sistema de movilidad de nuestras ciudades y asuman el costo económico y político que esto significa. Si no se hace ahora que estamos en "bonanza"... ¿cúando?





Por Fabiola Torres López

Caminar. El modo más simple y saludable de transporte es una carrera de obstáculos en una Lima donde gobierna el automóvil. No hace falta que leamos un documento con un interminable diagnóstico, basta con recorrer a pie cualquier parte de la ciudad para comprobar que no está pensada ni diseñada para el peatón.

En nombre de los autos se han estrechado veredas para ampliar pistas (vayamos por la Av. Arenales o la Av. Arequipa), instalado semáforos en medio de la acera (observemos el cruce de las Av. Angamos Este y San Luis, en San Borja) y construido más vías expresas y ‘by-pass’ que paseos peatonales (solo en los dos últimos años, la Municipalidad de Lima invirtió más de 500 millones de soles en siete grandes obras viales para aliviar el tráfico vehicular).

No prestamos atención a este dato, pero el 25% de viajes diarios en la capital se hace a pie, lo que significa que 4,2 millones de personas caminan para ir a estudiar, trabajar, hacer compras o simplemente salir a pasear, según el Plan Maestro de Transporte Urbano para Lima y Callao. Y si bien caminar es una de las formas de desplazamiento más usadas, también es la más peligroso.

De cada 100 personas muertas en accidentes de tránsito, 78 son peatones, de acuerdo con el estudio “Vulnerabilidad de los peatones en la vialidad del área metropolitana de Lima y Callao”, de la Secretaría Técnica del Consejo de Transporte de Lima y Callao. ¿La imprudencia es la única explicación? Diego Vargas Cardoso, responsable de este organismo, sostiene que existe otro factor que hace que los transeúntes busquen formas inseguras al momento de cruzar las vías: la inadecuada infraestructura vial para peatones en la ciudad.

Sí, es cierto. El peatón limeño promedio suele andar apurado y es imprudente, como sentencian los policías de tránsito, los alcaldes y, sobre todo, quienes van al volante. Pero tan innegable como ello es que Lima es una ciudad hostil para el caminante. La mayoría de veredas son tripas de cemento, cuando deberían tener como mínimo dos metros de ancho para que la gente ande sin dificultad, advierte el Colegio de Ingenieros de Lima.

Además, todos nos hemos visto en el dilema peatonal de no poder seguir nuestro camino por falta de continuidad de las veredas (peor si llevamos de paseo a un bebe en su coche o nos movilizamos en silla de ruedas) y que levante la mano quien alguna vez no ha tenido que soportar los gritos, los cláxones y hasta la amenaza de ser embestido por un conductor que exige que crucemos corriendo el paso de cebra.

Desde el 15 de noviembre, los peatones que no respetan las normas de tránsito son multados en el Perú, pero hasta el momento ningún alcalde ha anunciado planes y obras con el fin de mejorar las calles para los transeúntes. ¿Qué se hará con el dinero recaudado por las papeletas?

Para Mariana Alegre, coordinadora del Observatorio Lima Cómo Vamos, si bien la aplicación de multas es absolutamente válida, en las actuales condiciones de la ciudad no es la estrategia más adecuada para mejorar la conducta de los peatones, pues la papeleta no ataca la raíz del problema, que es el diseño de la ciudad y del sistema de transporte.“Los peatones y los demás actores del sistema [conductores particulares y transportistas públicos] se ven obligados a resolver, de manera particular, los problemas y obstáculos que se les presentan en sus intentos por desplazarse por la capital”.

Erick Reyes, de la Sociedad de Urbanistas del Perú, indica que existen urbanizaciones como Camacho (La Molina) y Santa Teresa (Surco) que poseen un diseño urbano que no contempla aceras, pues solo están pensadas para movilizarse en auto. Asimismo, en distritos como Villa El Salvador o Comas, donde la ciudad creció fundamentalmente por las invasiones, se aprecia que la primera infraestructura vial implementada son las pistas.

“El diseño de una ciudad influye en el estilo de vida de sus habitantes”, anota Enrique Cabello, miembro de Pedestrian Quality Needs, organización internacional que trata de aunar los criterios de varios países para crear políticas que beneficien al peatón. Si tomamos este factor como referencia, Lima no incentiva el caminar. Nos hace más sedentarios. Así también la ciudad solo respira los domingos y se asfixia los otros días de la semana con el humo de los autos.

MÁS DATOS
Zonas mortales
Las Av. Próceres (por Plaza Vea) y Tomás Marsano (a 100 metros del puente Atocongo), en Surco, figuran entre las vías donde mueren más peatones.

30
Señales de tránsito, con mensajes preventivos, están dirigidas al conductor en el Perú. Ninguna se dirige al peatón y solo tres advierten a los conductores de la presencia de transeúntes. De otras 34 señales restrictivas, solo dos están dirigidas el caminante.

Un día sin autos
En el mundo ya hay 1.500 ciudades, incluida Lima, que cada 22 de setiembre intentan vivir un día sin autos para movilizarse a pie o en bicicleta.

1 comentario:

  1. Estimado Aldo:
    Las calles limeñas y todas las calles de las principales ciudades del país están orientadas hacia el uso del vehículo particular y el transporte público ineficiente (Combis, custer, colectivos, etc) La revolución peatonal sucederá cuando el transporte masivo eficiente (metros, trenes, buses articulados) sea generalizado en todas las ciudades del país. Pero esto tomará otros 20 años de espera de sólo ver aquí en el Cusco, que particularmente los transportistas están renovando su vehículos de combis a combis un poco más anchas sin que le importe a nuestras autoridades.

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