23 de agosto de 2012

JUAN GÜNTHER DOERING - Q,E.P.D.

24 de mayo de 1927 - 23 de agosto de 2012

Arquitecto peruano que dedicó gran parte de su vida al estudio histórico de la ciudad de Lima. Su biblioteca es uno de los archivos más importantes de material planimétrico y bibliográfico sobre la ciudad.



Hoy nos despertó la triste noticia del fallecimiento del arquitecto Günther, compartimos con ustedes dos interesantes entrevistas, una realizada por RPP el 20 de junio de 2012, y otra por el diário La República el 17 de julio de 2011 (publicada en el blog Lima Notas Arquitectónicas).





ENTREVISTA AL ARQUITECTO JUAN GÜNTHER

Por María Isabel Gonzales
Revista 'Domingo' de La República. Lima 17 de Julio de 2011.

Algunas las fue adquiriendo en libreros de viejo en el Centro, otras en sus incursiones en callejones de Barrios Altos y algunas más en sus viajes por el Perú. Como un mapa de 1864 que encontró en un gallinero en Ayacucho. Recuerda que antes de su fiebre limeña tenía una colección variada. Por ejemplo, había comprado el primer folleto publicado en Iquitos. Tiempo después decidió especializar sus búsquedas. Empezó por canjear lo que tenía. “Me hice amigo de los arzobispos de Cusco y Puno. Con ellos intercambiaba libros sobre sus ciudades y a cambio me daban material sobre Lima. Incluso hice obras gratis a cambio de libros”.

Esa constante alimentación bibliográfica ha nutrido tanto su conocimiento de Lima que hoy está escribiendo su octavo libro sobre la capital. Su tiempo lo divide precisamente entre la escritura y la dirección de la escuela de arquitectura de la Universidad de San Martín de Porres.


Dibujante adolescente
Su primer diseño lo hizo cuando cumplió 15 años. Gira los ojos hacia el techo y hace el cálculo mental. “1942, casi a la mitad de la Segunda Guerra Mundial”. El adolescente Juan Gunther vivía en la hacienda azucarera Casa Grande, a unos 40 kilómetros de Trujillo. Su padre, Max, era el jefe de la bodega. Siendo aprendiz del taller de mecánica en la hacienda descubrió que se le daba muy bien el dibujo. Su vocación lo llevó a instalarse en Lima para estudiar arquitectura en la Universidad Nacional de Ingeniería.
“Ya había aprendido el oficio desde chico y desde que vine me dediqué a trabajar en los estudios de los arquitectos más conocidos”. El primero en darle un empleo fue Carlos Silva Santisteban en su oficina de la plaza San Martín. “Quedaba en los altos del café Zela, donde el pintor Sérvulo Gutiérrez solía emborracharse. Pasaba mis días trabajando encima de Sérvulo”. Se graduó en 1951 y un par de años más tarde estaría listo para Europa.





Diario de motocicleta

Resulta un tanto extraño pero el arquitecto que más ama Lima empezó su romance fuera del Perú. En 1953 llegó a París para seguir dos especializaciones. La primera en el Instituto de Urbanismo y la segunda en la Escuela de Altos Estudios de la Sorbona. Pasó dos años en la Ciudad de la Luz y, tras conseguir un puesto en la empresa del famoso arquitecto Le Corbusier, viajó a Argelia para diseñar el Centro Cívico de su capital. No conocía mucho de su historia, así que se hizo de cuanto libro y fotografía antigua encontró. “Me mandaron allí porque no era francés. En Argelia las cosas se pusieron violentas por el tema de la lucha por su independencia. Con mi esposa gritábamos palabras en español para que nos dejaran tranquilos. Hasta el día en que nos echaron del país”.

–¿Qué imágenes le vienen a la mente al evocar aquellos años?
–Recuerdo la motocicleta que le compré a un campesino francés. Cada noche después de una jornada de estudio y trabajo me subía en ella y regresaba a mi hotel bajo la llovizna parisina.

La siguiente oferta laboral era en China. Juan Gunther y su esposa, Lily Cerpa, dijeron que no y regresaron a Lima. “Mientras volaba hacia acá pensé: si me voy a instalar en Lima necesito conocerla. Allí empezó el romance”.





Aparece el ‘limeñólogo’

De vuelta en Lima, a fines de 1956, había que empezar de cero. Encontró un estacionamiento en la calle Chiclayo 353, en Miraflores, que con el tiempo acabó convirtiendo en su estudio de arquitectos.

–¿Hay algún diseño en particular que le haya gustado hacer?
–Hice de todo pero quizás un edificio que me gustó fue el Ministerio de la Mujer (en el cruce de Camaná con Emancipación).

–De la arquitectura del Centro, ¿hay alguna que usted destaque?
–Sin lugar a dudas, el Conjunto Monumental de San Francisco; luego el de Santo Domingo y el local de la Facultad de Medicina de San Fernando, de principios del siglo XX. En general, la arquitectura virreinal refleja una manera de ser muy limeña. Sus balcones de cajón y sus patios que injustamente llaman balcones moriscos y patios sevillanos. Eso es un absurdo. La influencia morisca es un cuento chino. Solo ocho moriscas llegaron a Lima con Pizarro. La más famosa fue Beatriz, quien murió 20 años después de fundada Lima. ¿Qué influencia podía tener si la casa limeña que vemos hoy viene después del terremoto de 1746?

–¿Qué otros distritos tienen una arquitectura muy particular?
–Miraflores, Barranco y Chorrillos, que no tienen nada que ver con los diseños del Cercado pues en estos lugares había casas de campo. De los tres, el estilo más fino era el de Miraflores, pero lo poco que quedaba de los años 20 y 30 lo tumbaron cuando hicieron la avenida Diagonal.

Gunther hace un silencio. Me ha descubierto mirando las pastas deterioradas de un libro sobre Lima colonial. Sonríe y retoma: “Cuando don Pedro Beltrán fue director del diario La Prensa, me pasó la voz porque sabía que era un conocedor de Lima y llevaba 15 años acumulando material. Él tenía una casa en la esquina del jirón Rufino Torrico con la que hoy es la avenida Emancipación. Le querían tumbar la casa, lo cual era terrible porque tenía un balcón precioso. Me dijo: ¿cómo la salvamos? Hicimos unos cuantos artículos pero igual se la bajaron. De ahí empecé a escribir en Oiga, Caretas y cuanto medio me llamó. Aparecí hasta en la televisión. Se creyeron eso de limeñólogo”.

–En su colección predomina una Lima tradicional. ¿Qué me dice de las nuevas Limas en las periferias de la ciudad?
–Antes andaba a la caza de pueblos jóvenes. Siempre iba a tomar fotografías. Por eso es que tengo registrada la evolución de las periferias. Incluso hacía amigos en esos lugares. Tenían chozas de esteras y ahora tienen edificios de tres pisos. Creo que es muy saludable lo que está pasando porque no solo crecen en su propio distrito sino que también se mudan a distritos tradicionales.





Patronato de Lima
Su vocación por la arquitectura le ha valido el Premio Chavín –máximo reconocimiento a un arquitecto en el Perú– y sus desvelos por Lima tres medallas cívicas. Hace ya varios años que no dirige su propio estudio ni viaja por el mundo diseñando edificios y conjuntos habitacionales. Cuatro infartos, principios de neumonía y un aneurisma en las arterias que llegan al corazón lo obligan a ritmos de trabajo más sosegados. “Me han catalogado como paciente de alto riesgo”, se queja. Al inicio de nuestra entrevista contó que le dedicará un capítulo del libro que escribe al Patronato de Lima y las peripecias que le tocó sortear para lograr que el Centro Histórico fuera nombrado Patrimonio Cultural de la Humanidad. Después de haber estado involucrado en al menos cuatro intentos de formar un patronato, Gunther tiene harto que contar sobre esta historia.

Empieza recordando que la Municipalidad de Lima le cobró 7 mil dólares al Patronato por los planos del Centro. Menciona los viajes que hizo a París para hablar con la Unesco, el reglamento de la conservación del Centro y la triunfante resolución a favor del Perú. “Llamé al alcalde Belmont a las tres de la mañana desde Italia. Triste fue nuestra sorpresa al ver que este había declarado a todos los medios y por ningún lado se mencionaba al Patronato”.

–¿Por qué se alejó del Patronato?
–No me alejé, me alejaron. Después de que Eduardo Arrarte dejó la presidencia se designó a Pedro Gjurinovic. Él no movió un dedo mientras ocupó el cargo. Todo lo que habíamos trabajado quedó en nada.

–¿La municipalidad no apoyó ninguno de sus proyectos en el Centro?
–Hicimos el plan para reubicar a los ambulantes, otro para la recuperación de nueve manzanas con financiamiento incluido y un estudio detallado de cada uno de los 64 edificios desocupados que pueden convertirse en vivienda. Solo se aplicó el primero.

–A la alcaldesa le llueven críticas. ¿Se puede cambiar Lima en cuatro años?
–Es muy difícil dominar a una ciudad que crece a un ritmo de 106 familias diarias que no solo requieren de casa sino también de veredas, hospitales y centros comerciales. Salvo que las regiones emerjan, hay trabajo para rato. Pero yo creo que muchas cosas se pueden hacer con voluntad e inteligencia. Por ejemplo, en el Centro se debe promover la oferta de vivienda. Eso se puede hacer en cuatro años y sería el inicio de un verdadero cambio para el Centro de Lima.

Antes de despedirme le pregunto si su paso por el Patronato disminuyó sus ganas de emprender proyectos por Lima. “Me dio mucha pena ver cómo hay gente capaz de echarlo todo a perder. Pero eso no quiere decir que esté desencantado con Lima. Sigo leyendo y buscando incrementar la colección. Lo que podría decir es que de esa época me queda más bien un sabor agridulce”.

“Me casé antes de irme a Europa en 1953, cuando tenía 26 años. Conocí a mi esposa Lily Cerpa en Lima. En una época tomábamos el ómnibus a la misma hora en la plaza San Martín y yo siempre la miraba. Ella ha reconocido que también me miraba cuando yo no la veía. Tenía que encontrar alguien que me la presente. Un buen día, a la salida del cine Montecarlo en Miraflores, me enteré de que teníamos un amigo en común. Él era Hugo Rosas. Apenas supe su nombre le ofrecí llevarla a su casa y desde entonces empezamos a salir. Ya tenemos 58 años de casados. Nuestras bodas de oro las pasamos en un lago que divide Italia y Suiza. Ese sitio lo escogimos porque alguna vez estuvimos por esa zona en uno de nuestros tantos viajes. Tenemos tres hijas: Paula, Ana y Daniela. Ellas me han dado seis nietos. Uno de ellos, Antonio, es arquitecto. Mis momentos más felices son con todos ellos. No puedo quejarme de nada, he tenido mucha suerte en la vida”.

3 comentarios:

  1. Además de docente y diseñador , Siempre lo recordaremos como un DEFENSOR , PROMOTOR Y PROTECTOR de la CIUDAD DE LIMA.

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  2. Es así, supo dedicar su vida profesional a la investigación histórica de nuestra ciudad. Vivirá en el recuerdo de su legado.
    Saludos y gracias por escribir.

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  3. Ojala lima tenga profesionales como Gunther en sus municipalidades!! Aplastan a las buenas ideas

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