Los
cementerios informales como una manifestación específica de una realidad
general: La respuesta espontánea y progresiva ante una carencia de
equipamientos y servicios.
Lima, Perú - 2012
Elisabet Olivares Zapiain, arquitecta
“… las barriadas y los barrios populosos convertidos en crisoles que fusionan las distintas tradiciones regionales se convierten en focos poderosos de un nuevo mestizaje de predominante colorido andino, generando estilos de cultura, opciones económicas y sistemas de organización…”
Matos Mar, Desborde Popular y Crisis de Estado (1984)
Los movimientos migratorios sucedidos en el Perú desde el interior del país hacia la ciudad de Lima, iniciados en los años 40-50 (*1), supusieron cambios estructurantes para una urbe incapaz de asumir el activo proceso de urbanización y de atender a las nuevas necesidades de vivienda surgidas. Dichos cambios sentaron las bases de nuevas dinámicas urbanas enfrentadas con lo institucional, desbordado ante los acontecimientos y sumido en una profunda crisis (*2). Los pobladores asumieron la iniciativa y comenzaron a tratar de hallar respuesta a las carencias que encontraban. Los pueblos jóvenes se convirtieron, con todas sus dificultades, en la principal alternativa para miles de personas, y con los años se ha terminado convirtiendo en la tendencia mayoritaria de crecimiento para la ciudad.
Matos Mar, Desborde Popular y Crisis de Estado (1984)
Los movimientos migratorios sucedidos en el Perú desde el interior del país hacia la ciudad de Lima, iniciados en los años 40-50 (*1), supusieron cambios estructurantes para una urbe incapaz de asumir el activo proceso de urbanización y de atender a las nuevas necesidades de vivienda surgidas. Dichos cambios sentaron las bases de nuevas dinámicas urbanas enfrentadas con lo institucional, desbordado ante los acontecimientos y sumido en una profunda crisis (*2). Los pobladores asumieron la iniciativa y comenzaron a tratar de hallar respuesta a las carencias que encontraban. Los pueblos jóvenes se convirtieron, con todas sus dificultades, en la principal alternativa para miles de personas, y con los años se ha terminado convirtiendo en la tendencia mayoritaria de crecimiento para la ciudad.
Los
pobladores, a través de sistemas internos de autoorganización,
comenzaron a invadir terrenos baldíos, principalmente de carácter
público, tratando de establecer en ellos “semillas” de vivienda
delimitando su nueva propiedad, a través de métodos rápidos, fáciles y
ligeros, como cuatro esteras amarradas entre sí. Si bien las
instituciones públicas trataron de contener inicialmente el fenómeno, la
escala y profundidad del mismo obligaron a un cambio de actitud ante la
falta de reacción y soluciones frente a la carencia generalizada de
vivienda.
El tiempo permitió a las siguientes invasiones aprender de sus predecesoras, adelantándose a los acontecimientos e incorporando nuevas medidas urbanas a sus ocupaciones que posteriormente pudieran facilitar su legalización e incorporación al tejido formalmente reconocido de la ciudad.
El tiempo permitió a las siguientes invasiones aprender de sus predecesoras, adelantándose a los acontecimientos e incorporando nuevas medidas urbanas a sus ocupaciones que posteriormente pudieran facilitar su legalización e incorporación al tejido formalmente reconocido de la ciudad.
La no posibilidad de acceso a una
hipoteca por parte de estas familias, convirtió a su propia vivienda en
un sistema de ahorro continuo y progresivo. El desarrollo de cada una de
las unidades de vivienda depende del desarrollo social, económico y
familiar de cada uno de sus pobladores, del mismo modo que la
consolidación y el proceso de cada unidad, determina el crecimiento de
la ciudad en su totalidad.
Esta ciudad resultante comparte patrones y dinámicas internas, estrategias de agregación y escala dentro de un proceso temporal de consolidación progresiva, donde aparecen espontáneamente, a través de sus propios pobladores, servicios y ofertas de acuerdo a la demanda y a las necesidades. Un sistema flexible que, dentro de sus muchas carencias, trata de adaptarse rápidamente, vinculando oferta y demanda de servicios.
Esta ciudad resultante comparte patrones y dinámicas internas, estrategias de agregación y escala dentro de un proceso temporal de consolidación progresiva, donde aparecen espontáneamente, a través de sus propios pobladores, servicios y ofertas de acuerdo a la demanda y a las necesidades. Un sistema flexible que, dentro de sus muchas carencias, trata de adaptarse rápidamente, vinculando oferta y demanda de servicios.
Al igual que las viviendas de esteras comenzaron como una alternativa inevitable ante la carencia de vivienda, los pobladores tuvieron que buscar, dentro de sus posibilidades, métodos alternativos a los equipamientos públicos inexistentes. De ese modo aparecieron los comedores populares, los wawawasis o los cementerios informales.
Los
cementerios informales aparecen por tanto espontáneamente, como una
necesidad no atendida. Localizados en zonas próximas a las invasiones,
pero diferenciadas espacialmente de las zonas de vivienda, al menos
inicialmente, ocupan normalmente los fondos de saco de las quebradas
invadidas.
Tanto en los aspectos estéticos como en los patrónes
de ocupación de los cerros, las dinámicas internas del cemeterio han
asumido espontáneamente los patrones de crecimiento de las invasiones en
sus zonas residenciales. Ambos tejidos están sometidos a un proceso
temporal de consolidación progresiva, tanto a nivel de escala general,
como a nivel particular de cada una de las unidades, bien viviendas bien
tumbas, identificándose distintas etapas comunes: Primero la ocupación
del terreno; y luego, una mejora progresiva tanto en lo cualitativo, en
los materiales, como en lo cuantitativo, creciendo en altura y ocupación
del suelo, asociados ambos a un desarrollo social y económico de las
familias. Dicha consolidación paulatina es consciente y premeditada,
planificada desde un principio con la aspiración de poder mejorar sus
condiciones a lo largo del tiempo.
Las primeras ocupaciones de las tumbas son por tanto preparadas para las sucesivas ampliaciones ya tomadas en previsión, cual segundo nivel de una vivienda particular, de acuerdo a los recursos de cada una de las familias.
Las primeras ocupaciones de las tumbas son por tanto preparadas para las sucesivas ampliaciones ya tomadas en previsión, cual segundo nivel de una vivienda particular, de acuerdo a los recursos de cada una de las familias.
Y al igual
que los espacios públicos de la ciudad son contenedores de la vida y
costumbres de los habitantes, estos cementerios funcionan como ese
espacio común a la diversidad de cada uno de los pobladores,
especialmente el Día de loa Difuntos, 1 de noviembre.
Las
tradiciones serranas que, a través del sincretismo cultural entre la
religión cristiana y sus creencias previas propias, manifiestan una
relación con los muertos distinta a la católica convencional, inundan
con festejos populares los cerros cubiertos de tumbas, decoradas con
colores, flores y globos. Los pobladores visitan a sus fallecidos, a
“sus muertitos”, y les ofrecen músicas, cantos y tradiciones propias de
sus lugares de origen, convirtiendo el cementerio en un concierto de
costumbres venidas de todo el pais. Tantahuahuas, danzantes de tijeras y
huaynos. Ayacucho, Puno, Huancavelica o Cuzco.
Y
junto a esta particular apropiación del espacio común a través de las
manifestaciones culturales propias de sus pobladores, también se
traslada al cementerio, por un día, las dinámicas de servicios urbanas
de los pueblos jóvenes, con toda la oferta de servicios espontánea que
les caraceteriza, para cubrir todas y cada una de las demandas, si bien
es cierto que algunas de ellas, con bastante precariedad.
Transporte jerarquizado: Combis, buses y taxis hasta la puerta del cementerio, mototaxis en el interior.
Servicios higiénicos
Comidas:Dulces (algodón dulce, mazamorra…), saladas (papa rellena, anticuchos…)
Bebidas: Chicha morada, cervezas y refrescos
Ofrendas: Tantahuahuas, Globos, Flores, Velas, Fósforos…
Ofrendas: Tantahuahuas, Globos, Flores, Velas, Fósforos…
Servicio de pintado de tumbas (verde, azul, rosa, blanco…)
Músicas: Cuartetos de viento (saxos, trombón, trompeta) con y bombo, arpa y violín, cantos
Músicas: Cuartetos de viento (saxos, trombón, trompeta) con y bombo, arpa y violín, cantos
Danzas: Danzantes de tijeras, acompañados de arpa y violín.
Todos estos servicios terciarios, cubren, con todas sus carencias y precariedades, un gran abanico de demandas ante la inexistenica de una oferta alternativa formalizada, desde lo más pragmático, como el transporte o los servicios higiénicos, hasta lo cultural, como las agrupaciones de música o danza.
Con el paso del tiempo, la
consolidación de uso y escala ha derivado en que, al igual que los
tejidos residenciales inician procesos de regularización y legalización
progresiva, los cementerios hayan comenzado a ser considerados por las
municipalidades, tratando de iniciar pequeñas gestiones de control y
coordinación, si bien la ocupación progresiva y espontánea del cerro a
través de las tumbas continua su proceso.
En una ciudad
como Lima, donde este tipo de tejido urbano supone más de la mitad de su
totalidad, esta realidad debe convertirse en una prioridad para
arquitectos y urbanistas, que, debiendo negar la tabula rasa, deben
conocer su proceso y desarrollo, sus parámetros y dinámicas, para tratar
de empezar a aportar soluciones que, conservando las particularidades
intrínsecas, sociales, culturales y urbanas de estos tejidos, consigan
mejorar las condiciones de vida de tantos millones de pobladores, en
dirección a una ciudad más equilibrada, justa y de calidad para todos.
*1 Según el
antropólogo peruano José Matos Mar en su libro “Las barriadas de Lima,
1957” (IEP, Lima, 1966), los primeros antecedentes de lo que denominamos
hoy como pueblo joven son fechados en los años 20-30 (Armatambo-1924,
Puerto Nuevo-1928, Mendocita-1931, Leticia-1933). Sin embargo, las
primeras en suponer gran impacto mediático y urbano comenzaron a
mediados de los 40 y la década de los 50 (San Cosme-1946, El
Agustino-1947).
*2 “Desborde popular y crisis del Estado” (1984), José Matos Mar
*2 “Desborde popular y crisis del Estado” (1984), José Matos Mar
No hay comentarios:
Publicar un comentario