Ecuador, Puembo, Calle del Bagazo, Lote G3. 2009 - 2011
XVII Bienal Panamericana de Quito 2012
Premio Nacional Diseño Arquitectónico - Categoría Vivienda
Ocho piezas metálicas iguales de 18 metros, situadas en los ejes x y z, confinan el espacio de la vivienda y a la vez lo abren al proyectarse en distintas direcciones. Son vigas abstractas que al orientarse buscan su relación con el entorno.
Esta estructura cumple una intermediación necesaria entre la escala del paisaje y la de la persona: en su dimensión larga producen los grandes voladizos hacia la quebrada o los mástiles que marcan la presencia de la casa, en la dimensión de canto dos vigas son una altura habitable.
Sostenido en la estructura metálica, otro subsistema de madera completa la definición de los espacios, diluyendo por repetición y simplificación su condición de cerramiento. Una secuencia de perfiles iguales permite colgar o apoyar los entrepisos y techos.
Superficies de cristal protegen la madera y completan el cierre de los espacios. Los cristales, en muchos casos móviles, establecen una relación reforzadora del entorno, ya sea por transparencia o por reflejo. La utilización de láminas de agua sobre techos metálicos insiste en la estrategia de reflejar el entorno, diluyendo en parte la presencia de la arquitectura.
La relación del usuario con el sitio es el elemento generador del proyecto, se busca cómo intensificar su relación con la realidad (lugar, material, actividad) a partir de un sistema formal y constructivo básico que hace inteligible también el origen mental de nuestras decisiones
SISTEMA
Esta estructura cumple una intermediación necesaria entre la escala del paisaje y la de la persona: en su dimensión larga producen los grandes voladizos hacia la quebrada o los mástiles que marcan la presencia de la casa, en la dimensión de canto dos vigas son una altura habitable.
Sostenido en la estructura metálica, otro subsistema de madera completa la definición de los espacios, diluyendo por repetición y simplificación su condición de cerramiento. Una secuencia de perfiles iguales permite colgar o apoyar los entrepisos y techos.
Superficies de cristal protegen la madera y completan el cierre de los espacios. Los cristales, en muchos casos móviles, establecen una relación reforzadora del entorno, ya sea por transparencia o por reflejo. La utilización de láminas de agua sobre techos metálicos insiste en la estrategia de reflejar el entorno, diluyendo en parte la presencia de la arquitectura.
La relación del usuario con el sitio es el elemento generador del proyecto, se busca cómo intensificar su relación con la realidad (lugar, material, actividad) a partir de un sistema formal y constructivo básico que hace inteligible también el origen mental de nuestras decisiones
SISTEMA
Entorno, función, usuario, son los puntos de partida que generan direcciones de diseño. Forma y construcción son los puntos de llegada a una solución concreta. Cuando formalizar y materializar se producen como operaciones íntimamente relacionadas, obtenemos una solución única, a la vez coherente y viable, abstracta y real. Más que un objeto, generamos un sistema que se establece por la definición de un número limitado de elementos y un conjunto de reglas de relación entre ellos. Depurando los elementos por simplificación y sistematización y simultáneamente enriqueciendo su capacidad de generar relaciones, buscamos una arquitectura universal que humanice e intensifique nuestra relación con la realidad de partida.
Proyecto: José María Sáez Vaquero, (1963) - Daniel Moreno Flores, (1984)
Construcción: Luis Guamán
Colaboradores: Margarida Marques, Estefanía Jácome, Santiago Vaca, Claudia Ponce, Estefanía Luna, Adrián Beltrán, Joe Jivaja, Dennise Paredes, Valentina Benalcazar.
Ingeniero: César Izurieta
Presupuesto Total: 290.000 - 497.93/m2
Superficie: Interior 338 m2 - Exterior 495 m2
Créditos fotográficos: José María Sáez - Daniel Moreno Flores, Sebastián Crespo y Raed Gindeya Muñoz
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