CONCURSO CEI SAN JOSÉ OBRERO - 1º PREMIO

Fernando López López + Rosa María Oliden Escudero + Edgar Canto Vaella

Primer Lugar

Concurso de Ideas del Centro de Educación Inicial del Colegio San Jose Obrero - Marianistas.  

Los Claveles 120, Urb California. Trujillo - Perú, 2012

El proyecto del CEIP San José Obrero se desarrolla en un área de 1.120 m2 y, además de contar con los ambientes del programa que cumplen con el adecuado funcionamiento de un Centro de Educación Inicial, se le ha otorgado una calidad y singularidad espacial, estructural y volumétrica que hace que el edificio se reconozca como icono en su entorno y aporte arquitectónico para la ciudad.

El edificio se compone de dos plantas sobre rasante, con las aulas y usos diarios del centro, y una planta en semisótano, correctamente iluminada y ventilada gracias a una serie de patios estratégicamente dispuestos, con los usos temporales que requieren unas condiciones espaciales diferentes. Todo esto se articula como una serie de volúmenes prismáticos con los elementos fundamentales del programa, suspendidos de unas grandes vigas de canto en cubierta que permiten lograr un espacio flexible y sin estructuras en la planta semisótano, garantizando así el libre cambio de usos y distribución gracias a mamparas plegables y paneles desmontables.

Otra idea fundamental que con esta disposición de volúmenes suspendidos se consigue, era generar una plaza cubierta dentro del centro, concebida como una prolongación interior del espacio público de ingreso, que sirviera como espacio de juego, reunión y como lugar de espera de los padres que acuden a recoger a sus hijos al colegio. Este espacio de ingreso bajo el volumen principal, también articula espacialmente el ingreso con el patio interior de juegos, pudiendo acceder por debajo del volumen a este sin necesidad de ingresar en el edificio propiamente dicho. Esta planta de ingreso es todo un continuo espacial donde interior y exterior se mezclan haciendo de los espacios intermedios de transición las claves espaciales del proyecto. De esta manera, en el recorrido desde el espacio público hasta el interior uno nunca acaba de percibir cuando se produce el cambio de estar fuera a estar adentro. 

En cuanto a la materialización del centro ha de destacarse que, puesto que se trata de un centro de educación inicial para niños menores de 6 años, se ha procurado que todas las aulas tengan un contacto directo con el exterior a través de un área libre de expansión y juego fuera del aula. Como el reducido tamaño de la parcela a intervenir y las condiciones de generar un espacio libre de ingreso no permitían disponer todas las aulas en planta primera, para facilitar esa relación interior exterior, se han dispuesto los volúmenes de aulas en dos niveles de forma escalonada, de manera que la cubierta de las aulas en planta primera sirve como espacio de juego exterior a las aulas situadas en el segundo nivel. También, y para reducir el efecto funcional de situar aulas en el segundo nivel, se ha dispuesto una suave rampa que, desde la plaza de ingreso, lleva al alumno a pie llano hasta su aula sin necesidad de tomar diariamente escaleras. En cuanto a la fachada de las aulas, para matizar el impacto de la potente y expresiva estructura de hormigón, se ha tratado con policarbonato coloreado en una gama de tonos cálidos, en el que se han compuesto una serie de huecos de vidrio aleatoriamente dispuestos a la altura de los niños que permiten al usuario principal mirar, jugar e interactuar con el espacio exterior de juego.

La presencia urbana del centro educativo se efectúa mediante un gran voladizo que suspende el volumen administrativo sobre el espacio de ingreso y espera de padres, con fachada de policarbonato blanco retroiluminado al anochecer, actuando como reclamo urbano en el entorno.