7 de febrero de 2013

CIUDAD DE USOS MIXTOS Y PEATONAL PARA SOBREVIVIR

UNA TEORÍA DEL TRÁFICO
Por Franco Giuffra




Buenos Aires, foto: "be light"









Estimo que en el 2016 los autos en Lima ya no se moverán.  La gente los arrancará en su garaje, les dará una acelerada y los apagará recordando los tiempos en que podía manejarlos a 12 kilómetros por hora.

En buena cuenta será la consecuencia de ser la “vedette” de la economía mundial.  Pero también el resultado de las divagaciones de nuestros urbanistas municipales, que sueñan con Miami como modelo de ciudad, olvidando que nosotros no tenemos pistas como la US One.

Un mejor modelo sería Buenos Aires.  Una ciudad caminable, que combina razonablemente lo comercial y lo residencial, de forma tal que la gente puede comprar un salame sin tener que manejar.  O sea, el barrio, con las dulcerías, bazares, “minimarkets” y tiendas varias que son la expresión visible del capitalismo de clase media y que florecen en ciudades más amables.  Pero esa no es la ciudad que quieren nuestros alcaldes.  Por el contrario, tres son las armas con las cuales las municipalidades matan el emprendimiento y buscan emular a Florida: la zonificación, el índice d usos y las exigencias de estacionamiento.   La Zonificación divide el espacio entre lo comercial y lo residencial, como si fueran enemigos.  Los municipios no quieren regular las externalidades de los negocios, porque es más fácil prohibirlos totalmente en el 90% de la ciudad, donde viven residentes que deben ser de Marte, porque no pueden comprarse una cerveza sin sacar el auto.

Y donde sí hay zonas comerciales el índice de usos de establece qué actividad se puede instalar.  Pero ese índice se base en una tabla de actividades económicas diseñada para otros fines y que clasifica a sastres y costureras, por ejemplo, como “industria manufactureras”, en la misma liga que una fábrica textil.  En consecuencia, prohibidos los sastres y costureras en la avenida Aviación.

Sobre esas barbaridades, los municipios agregan absurdos de su propia creación.  En la avenida San Luis se permiten locales de lavado de vehículos, pero no de lustado.  EL lustrador está autorizado en la avenida Javier Prado.  Lo propio ocurre en las zonas comerciales de San Isidro, donde está prohibido abrir anticucherías.  En todo ese distrito no se puede poner una academia de natación. 

Finalmente están exigencias de estacionamiento.  Un parqueo dentro del lote por cada 20 o 40 metros cuadrados de negocio, algo que difícilmente pueden cumplir los pequeños locales.  Cuando lo lógico, si se deseara desalentar la congestión de autos, sería todo lo contrario: que no haya parqueos disponibles dentro de los negocios, como ocurre en Milán o Nueva York.

La primera consecuencia de todo lo anterior es que no haya suficientes locales comerciales en Lima para acomodar a los pequeñso negocios que quieren crecer junto a la población.  La segunda es el tráfico, porque en Lima, para tomarse un capuchino o llevar a un niño al nido, hay que manejar. 

Por ello, para no colapsar como ciudad, se necesita cambiar el modelo que queremos imitar.  Por un lado, los vecinos tendremos que aceptar pequeños comercios cerca de nuestras casas y tienda de conveniencia en los primeros pisos de los edificios.  Y más colegios y academias porque no tiene sentido que los niños vayan a Lurín para aprender natación.

Los municipios, por su parte, deberán dar vacaciones a sus urbanistas y contratar personas que tengan maestrías en sentido común.  Como la tiene el alcalde Michael Bloomberg, en Nueva York, quien el año pasado dictaminó que los locales de comida con menos de veinte clientes puedan funcionar sin un baño, como funcionan las iglesias y los buses, sin que se hayan reportado mayores problemas de incontinencia en los hospitales de esa ciudad.  ¿Una pequeña sanguchería de barrio sin baño para los clientes?  Se mueren nuestros alcaldes con semejante aberración, porque acá se piden baños por sexo, por edad y por religión.  M´sa espacio para orinar que para comer.  Acuérdense de esa idea cuando se quede atracado en el auto la próxima vez.




Buenos Aires, ciudad peatonal y de usos mixtos.  Foto: calle Florida.






















































Calles de Buenos Aires: vivienda, comercios, cafés, restaurantes... veredas amplias y arboladas para el disfrute de los ciudadanos.   Foto: Svetlana Zhukova


  


























Calles de Buenos Aires: ciudad mixta, comercio barrial, veredas amplias que permiten diversos usos.  Foto: Svetlana Zhukova

















  











Calles de Buenos Aires: comercios de barrio, bares, cafés... los vecinos se reunen, conversan, leen el diario... se construye sociedad e identidad.  Foto: Svetlana Zhukova



























Calles de Buenos Aires: Espacio de interacción social.  Foto: Svetlana Zhukova

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