SOBRE LA BELLEZA

JUVENTUD
Por Carlos Candia

Ahora entiendo…
 

Tengo una joven amiga que me cuenta que siempre le pasan cosas extraordinarias. En realidad no son tan raras. Pero es su forma de ver el mundo lo que le da a esos episodios belleza, fantasía, maravilla: salir a pasear con el perro y encontrarse un nuevo can vecino, ir en bici a la playa y charlar con un chico de paso, son cosas que les suceden a todos. Pero ella lo ve con sus ojos y es eso lo que vuelve mágico a estos hechos. Bajo su mirada los sucesos cotidianos se llenan de belleza.
 

Qué curioso, me han pasado cosas parecidas toda la vida. Salía a caminar y me fascinaba ante una flor, un caracol, una piedra, una piña. La mayoría de la gente no ve esas cosas, las pisan, las patean, les molestan en su camino.
Son nuestros ojos los que llenan de belleza y de asombro a esos episodios banales.
 

Una canción nos emociona, una poesía también. En estos casos la belleza es más abstracta, la música y las palabras pueden conmover sin asociarse a ningún hecho concreto. También puede pasar exactamente lo contrario cuando una combinación afortunada de palabras o de sonidos, incluso un aroma, nos remite a una imagen o a un suceso.
 

Tuve un profesor de matemática que decía que de las varias demostraciones posibles de un teorema, la mejor era  la más “elegante”. Creo que hasta las ciencias como la química, la biología y la física responden a mecanismos increíblemente bellos.
 

Me quedé pensando que una de las cosas que nos distingue a los hombres del resto de los animales, aparte de nuestra noción de finitud, de nuestra conciencia histórica, de nuestra capacidad de reír, es la búsqueda constante de la belleza.
El día que dejemos de maravillarnos ante el mundo, el día que ya no busquemos más la belleza en lo que nos rodea, ese día estaremos viejos…

Rosario, febrero de 2013.

Fotografías:

01. Nidia Aguirre
02. Iannis Xenaquis

03. Dibujo abstracto, diagrama del clima sobre una región