9 de diciembre de 2014

LO QUE NOS DEJA LA XVI BIENAL DE ARQUITECTURA DEL PERÚ






















El sentido de esta nota no es extenderme en la crítica ni en lamentos sobre lo que considero deberíamos esperar de tan importante evento, sino por lo contrario ver las oportunidades y debilidades que debemos resolver de cara a la próxima bienal programada para el 2016.
 
Hace poco más de un mes fui invitado a participar como conferencista por el comité organizador, generosidad que agradecí y retribuí con mi aceptación.  Para poder armar mi conferencia revisé la temática de la Bienal, que era “Arquitectura sostenible en la ciudad-territorio”, e intenté organizar mi discurso académico y proyectual en torno a ese eje.  Me pareció interesante –y muy acorde con la temática en general que se está revisando a nivel latinoamericano- el tema, más al tratarse de una Bienal organizada y montada fuera de la órbita de la ciudad capital.  Hasta cierto punto me sentí identificado pues el esfuerzo que hago ciclo a ciclo de enseñar fuera de Lima es justamente dentro de esa ideología de “descentrar” el desarrollo del conocimiento y generar muchos más polos de reflexión en el país.  Considero que el futuro de la arquitectura peruana está justamente en las provincias, donde se deben generar propuestas proyectuales y tecnológicas que sumen a la solución de los problemas que considero debe abordar nuestra profesión: vivienda, educación, salud, cultura y desarrollo social.  Desde esa lógica armé mi exposición, denunciando la segregación  y marginalidad de nuestra sociedad, y la ausencia del profesional “arquitecto” en los rubros y grupos sociales en los que se está moviendo la demanda y la economía del país.  Cosa que como mencioné han resuelto hace décadas las centralidades comerciales como Gamarra y los centros comerciales tipo “mal o shopping”.


Centralidad comercial "Gamarra" en Lima http://blogs.gestion.pe/modainc/2014/03/gamarra-el-imperio-de-la-moda-en-el-peru.html

 
























Denuncié la marginalidad de nuestras ciudades, el como la llamada “periferia” se ha fusionado tanto con la ciudad “formal” que casi no se distingue la interfase, no porque esta se deba notar, sino porque en vez de nuestras ciudades nutrirse de las bondades de una ciudad planificada (espacio público de calidad, área de recreación y ocio, desarrollo urbano ordenado, buen sistema vial y de transporte público, etc), las grandes falencias de la ciudad informal, “auto-construida”, han terminado por consolidarse.  Por eso usé como ejemplo ciudades como Detroit en EEUU y Brasilia en Brasil, ambas otrora paradigmas del desarrollo económico, y hoy grandes centros de pobreza y crisis social.

Favelas de Brasilia http://www.soubrasilia.com/brasilia/a-maior-favela-da-america-latina-esta-em-brasilia/

 
 
Detroit, ciudad abandonada.  http://www.teentraveltalk.com/2014/07/26/hopeful-at-the-detroit-historical-museum/














































Cuando revisé el listado de conferencistas, vi cierta coherencia entre los invitados y la temática planteada, algunas relaciones más evidentes, y otras más sutiles, pero siempre desde la lógica de la temática de la “sostenibilidad” y la “regionalización”, ya sea por la forma de abordar y resolver los proyectos, o por la participación en concursos a nivel nacional.
 
Hasta allí todo bien, al menos para los que miramos el evento desde fuera (no quiero hablar de temas de organización ni de la estructura de las categorías pues implican una reflexión aparte y mucho más profunda).  Las incoherencias, para mí, aparecieron cuando revisé los paneles de los proyectos presentados y seleccionados.  No conseguí distinguir un proyecto que manifieste a cabalidad la temática de la Bienal, y esa fue también la visión del jurado que hizo la denuncia en el fallo:
 
"Si bien el lema de la Bienal es “Arquitectura Sostenible en la Ciudad-Territorio”, no se ha encontrado en las propuestas participantes un especial énfasis en este aspecto."
 
Pero algo más alarmante que eso, la mayoría de proyectos seleccionados eran obras privadas, siendo gran parte de ellos unifamiliares de segunda residencia (casas de playa).  Sobre este tema también se manifiesta el jurado:
 
"Ante el panorama general de la Bienal resulta preocupante la poca presencia de obras públicas realizadas por concurso arquitectónico. Del mismo modo, nos preocupa que, a pesar de la gran cantidad de obra construida en años recientes, haya una falta de propuestas de vivienda multifamiliar de calidad, frente a un entorno urbano." 
 
Ante la ausencia de destacados proyectos como el Colegio Santa Elena de Piedritas, de Elizabeth Añaños y Carlos Restrepo, y la Escuela en Chuquibambilla, de Paulo Afonso, Marta Maccaglia, Ignacio y Borja Bosch, que hubiesen cuadrado perfecto en la temática de la Bienal, el edificio del “Lugar de la Memoria” de Jean Pierre Crousse y Sandra Barclay era el favorito, tanto por su origen (concurso público), su finalidad (espacio museográfico y cultural), uso (acceso público), escala y emplazamiento.  Las calidades del proyecto son evidentes, más allá de las críticas que se puedan hacer, destacaba del resto de proyectos y es un digno representante de la producción arquitectónica nacional.  Los problemas se agudizan cuando vemos el resto de proyectos premiados dentro de la categoría “arquitectura”: una casa de playa, un colegio privado y un edificio multifamiliar de alto standing.  ¿Qué mensaje les estamos dando a los estudiantes y jóvenes arquitectos?, ¿son estos los modelos de arquitectura que el Colegio de Arquitectos debe poner como ejemplo?   No estoy discutiendo la calidad arquitectónica de los tres proyectos, seguro debe ser notable para que el jurado les haya premiado, lo que estoy discutiendo es algo que no ha sido planteado por el comité organizador ni por el Colegio de Arquitectos del Perú: cuál debe ser el rol del arquitecto en el Perú, cómo podemos sumarnos al desarrollo económico y social de nuestro país, y cuáles son los modelos de arquitectura que se deben destacar en coherencia con esta visión.  


Hexágono de Oro - Lugar de la Memoria - Barclay & Crousse arquitectos


Mención de Honor - Colegio Lima Villa, Héctor Loli Rizo Patrón, Moris Fleishmann, Diego Franco, Jorge Sánchez, Patricio Bryce

 
Mención de Honor - Casa La Quipa, Ruth Alvarado Pflucker


Mención de Honor - Edificio Verdea, Susana Biondi Antúnez de Mayolo, René Poggione Gonzáles









































































































Como denuncié en mi exposición (previo a conocer los resultados), los proyectos premiados con mención de honor responden a ese escaso 9% de la población peruana, todos concentrados además en la ciudad de Lima, ¿qué se está produciendo para el 91% restante, cual es y debe ser el rol del profesional arquitecto?  Debemos dejar de encumbrar objetos y debemos empezar a destacar proyectos que resuelvan interfases sociales, urbanas y ambientales.  

Considero que el gran reto para el comité organizador de la XVII Bienal a ser celebrada en el 2016 es encontrar la temática y contar con la participación de colegas y proyectos que representen a ese 91% de peruanos, que estén involucrados con el desarrollo social y económico del país.  Evidentemente no van a ser viviendas exclusivas e irrepetibles, deben ser soluciones integrales para el habitar digno, proyectos masivos y repetibles, como los son las escuelas de Piedritas y Chuquibambilla, como lo es el programa Barrio Mío en Lima, donde el arquitecto más que un iluminado creador, es un co-constructor, una pieza más de un sistema que involucra a todos los actores del proyecto, y que permite la generación de un modelo de desarrollo “sustentable” y no sólo “sostenible” (sustentable desde la lógica de la auto-sustentación a diferencia de sostenible que implica un apoyo externo). 
 


Pirámide socio-económica de Lima.  Fuente: Ipsos-Apoyo

Estudio sobre la construcción informal elaborado para el diario El Comercio.









































La XVII Bienal de Arquitectura del Perú ha empezado ya, y debe hacerlo con una aguda crítica a la Bienal de Huancayo, y con miras a convertir este evento casi coloquial en el gran evento de la arquitectura del Perú.  Para ello propongo dos primeras consideraciones: la primera, organizar una mesa de trabajo para definir la visión y objetivos de la Bienal, para a partir de ello poder construir el tema.  La segunda, cambiar la forma por la cual se presentan las obras, en vez de tener que los arquitectos proponer las propias y tener que pagar importantes sumas por cada postulación, deben ser los colegios regionales los que hagan la selección entre la producción de sus colegiados e invitarles a participar, siendo el costo el mínimo necesario para la presentación.  Debemos apuntar a una bienal democrática, descentralizada y abierta, que en vez de premiar objetos destaque modelos profesionales y proyectuales.



Colegio Santa Elena de Piedritas, de Elizabeth Añaños y Carlos Restrepo

Escuela en Chuquibambilla, de Paulo Afonso, Marta Maccaglia, Ignacio y Borja Bosch























































Aldo Facho Dede

4 comentarios:

  1. Sr. Aldo Facho Dede, somos muchos los que concordamos con ud. pero el problema tiene varias aristas, no sólo es el aspecto académico, de como se debe asumir la arquitectura hoy, por estudiantes, y profesionales; sino que va más allá. Partiendo por nuestro propio marco institucional; que como ya sabemos, no promueve ni incentiva la licitación o concurso de diseño arquitectónico. A lo que se debe apuntar, es a trabajar el problema desde ese punto, que a mi criterio, es la raíz del asunto. La ley y las políticas públicas, son base para generar cambios sociales a través de la arquitectura, aquí en Lima y en Regiones, de lo contrario, sólo serán soluciones parciales, o parches.

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  2. Tienes toda la razón Carolina Cornelio Guillermo, a la dirección del colegio de Arquitectos se accede por elecciones libres y democráticas, esta sólo en nuestras manos ser gestores del cambio. En febrero de cumple un año de las nuevas directivas, ¿les vamos a pedir un balance de gestión?
    Militancia y fiscalización, los motores del cambio.
    Saludos y gracias por leer el blog.

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  3. Estimado Aldo
    los arquitectos no tenemos tanto poder y lo que nos toca hacer debemos hacerlo bien.
    La falta de espacios públicos, de planes de vivienda social, de destrucción del paisaje, de no cuidado del territorio, el no cuidado del agua, de los bosques, de las ciudades, no es culpa de los arquitectos que trabajamos todos los días de arquitectos y que en cada proyecto ponemos mucho cuidado.

    Es un descuido de las políticas nacionales, de la falta de gestores culturales, urbanos, etc.
    Los arquitectos podemos y debemos pensar, debatir, proponer, aprender, enseñar, participar como ciudadanos, pero resulta fácil y ligera una crítica que se centra en que los edificios premiados pertenecen a clases acomodadas.

    No es fácil hacer un buen edificio, y el tema no lo elegimos los arquitectos. Lo que elegimos es el modo y la integridad con que lo hacemos.

    La calidad con la que se hace un proyecto, sea el que sea es muy importante.

    Por último, parece que no has visto bien los proyectos, ya que al menos en nuestro caso, trabajamos muy estrictamente todos nuestros edificios con altos estandares de cuidado ambiental. Ademas de realizar proyectos sociales (en muchos casos gratis) en muchos puntos del país.

    Es muy bueno hacer crítica arquitectónica, y esta debe esmerarse en ser también de calidad, como los buenos edificios.


    Saludos

    René Poggione



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    1. Estimado René, primero que nada un gusto saber de ti después de tanto tiempo y que te hayas tomado el tiempo de visitar el blog.

      Estoy de acuerdo contigo, el problema de la vivienda no depende del arquitecto como sujeto, sino a la nación como colectivo, del cual nosotros tenemos un rol especial dada nuestro oficio.

      Como bien indicas, nuestro deber profesional es hacer lo que se nos encargue con compromiso, calidad y responsabilidad. Eso no está en duda, y evidentemente debemos responder a nuestros clientes, sino no tendríamos trabajo. Como señalo en la nota que publiqué, no dudo de la calidad y aporte de los proyectos premiados, lo que si me queda en duda si son la imagen de la arquitectura peruana del bienio pasado. El Perú no es Lima, y Lima no es Miraflores y San Isidro, por tanto deberíamos llevar al plano de la discusión gremial que debemos buscar destacar como reflejo de nuestro rol profesional en la construcción de una sociedad mejor.

      Espero haber aclarado estos temas, y fíjate que las críticas más directas fueron del mismo jurado de la bienal a los proyectos presentados. Como no he podido revisarlos al detalle no he emitido crítica arquitectónica a los mismos.

      Saludos!
      Aldo

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