Este edificio, en pleno centro de la ciudad, fue dedicado a comercios en la planta baja y a estudios de artistas en las plantas restantes.
Los estudios para artistas casi no existían aún como programa arquitectónico en Buenos Aires. De manera que esta obra me ofreció una libertad plástica muy superior a la que se plantea en el caso de las viviendas.
Fue un proyecto que representó mucho para mí, por diversos motivos. Fue mi primer obra americana y en ella colaboraron conmigo algunos jóvenes arquitectos que yo había conocido en París. Por otra parte, por su concepción que resume muchas de las inquietudes de aquel momento, la obra adquirió un fuerte carácter polémico.
El hecho de que algunos estudios fuesen de doble altura y otros con bóvedas, hacía que no encajase con los reglamentos municipales. Sin embargo, la obra despertó verdadero entusiasmo y se logró la aprobación del municipio. Las bóvedas, así como las fachadas de vidrio, fueron las primeras que se construyeron en la Argentina Moderna.
Quiero destacar que yo estaba sumamente interesado en la búsqueda de particiones del espacio que crearan sensaciones distintas y fue sobre todo en la planta baja donde lo logré. Por eso creo que la definición estética fundamental de esta obra está dada por la contraposición entre la libertad de volúmenes de la planta baja y la geometría básica del edificio.
Un detalle importante fue el de las grandes aletas metálicas rellenas de corcho que ocupan toda la esquina, empleadas como único cerramiento. De este modo, este estudio se transformaba en una terraza para ser utilizada durante las épocas en que el clima lo permita.
En toda la obra se hicieron estudios muy precisos, como por ejemplo el relacionado con el problema del sol, que quedó resuelto mediante toldos exteriores de amianto y con un doble cristal con lana de vidrio en las fachadas. Este edificio, donde yo instalé mi propio estudio en el último piso, a pesar de ser pequeño, permitió aplicar muchas nuevas ideas que resultaron de importancia para la joven arquitectura de aquel entonces.
Antonio Bonet, Barcelona 1978.
Los estudios para artistas casi no existían aún como programa arquitectónico en Buenos Aires. De manera que esta obra me ofreció una libertad plástica muy superior a la que se plantea en el caso de las viviendas.
Fue un proyecto que representó mucho para mí, por diversos motivos. Fue mi primer obra americana y en ella colaboraron conmigo algunos jóvenes arquitectos que yo había conocido en París. Por otra parte, por su concepción que resume muchas de las inquietudes de aquel momento, la obra adquirió un fuerte carácter polémico.
El hecho de que algunos estudios fuesen de doble altura y otros con bóvedas, hacía que no encajase con los reglamentos municipales. Sin embargo, la obra despertó verdadero entusiasmo y se logró la aprobación del municipio. Las bóvedas, así como las fachadas de vidrio, fueron las primeras que se construyeron en la Argentina Moderna.
Quiero destacar que yo estaba sumamente interesado en la búsqueda de particiones del espacio que crearan sensaciones distintas y fue sobre todo en la planta baja donde lo logré. Por eso creo que la definición estética fundamental de esta obra está dada por la contraposición entre la libertad de volúmenes de la planta baja y la geometría básica del edificio.
Un detalle importante fue el de las grandes aletas metálicas rellenas de corcho que ocupan toda la esquina, empleadas como único cerramiento. De este modo, este estudio se transformaba en una terraza para ser utilizada durante las épocas en que el clima lo permita.
En toda la obra se hicieron estudios muy precisos, como por ejemplo el relacionado con el problema del sol, que quedó resuelto mediante toldos exteriores de amianto y con un doble cristal con lana de vidrio en las fachadas. Este edificio, donde yo instalé mi propio estudio en el último piso, a pesar de ser pequeño, permitió aplicar muchas nuevas ideas que resultaron de importancia para la joven arquitectura de aquel entonces.
Antonio Bonet, Barcelona 1978.
Fotografía: Mariel Bande
Fotografía: Mariel Bande
Fotografía: Mariel Bande
Creditos:
Texto, fotografías en blanco y negro y planos:
Libro Antonio Bonet, Espacio Editora - Buenos Aires, 1985
Fotografías a color:
Mariel Bande y Ftessa
Ese edificio sencillamente me encanta. Refleja perfectamente todo el espíritu de lo Moderno.
ResponderEliminarCoincido contigo Hector, refleja el espíritu de la época y evidencia la vigencia de la arquitectura moderna.
ResponderEliminar¡Saludos! y gracias por leer el blog.
Aldo Facho
Hola me gustaría tener información sobre este edificio ya que tengo que hacer un analisis sobre el para la carrera de arquitectura si alguien tiene información por favor envíenmela a mi correo que es antoniojosejimenez@hotmail.com
ResponderEliminarGracias un saludo
anda a la biblioteca de tu facultad
Eliminaranda a la biblioteca de tu facultad
EliminarBuenisimo el post,muy interesante la informacion, las fotos y los planos. Felicidades y gracias
ResponderEliminarGracias Santos, saludos!
EliminarAyer pude entrar a 4 departamentos!! a los 2 que dan sobre Paraguay, al que da sobre suipacha de la última planta y al que está abajo, de este sobre la medianera. y la verdad no esperaba sorprenderme tanto! lo llamativo es como se han apropiado cada cual del espacio con muy personalidad (los 4 tenían una estética muy diferente) entre al blog para buscar diferencias que le han ido introduciendo. Gracias
ResponderEliminarGracias Leo por escribir y revisar el blog. Saludos!
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