1 de marzo de 2012

REGENERACIÓN URBANA DE QUIBDÓ

Salvador Carrascosa Fuster
Proyecto de Final de Carrera - ETSA Valencia, España

El presente pfc se desarrolla tras realizar una estancia de 6 meses (septiembre ‘10 - febrero ‘11) en la Universidad Tecnológica del Chocó, en Quibdó (Colombia), gracias a la concesión de una beca de intercambio Coopen.


En la ciudad de Quibdó, lugar donde se emplaza el proyecto, confluyen numerosos factores negativos que confieren complejidad a la intervención: un clima muy desfavorable (región más lluviosa del mundo) y un alto riesgo sísmico, aislamiento físico por las características geográficas de la zona junto con la discriminación social a su población en el resto del país (el 90% de sus habitantes son afrocolombianos), pobreza extrema (segunda región más pobre de América), gran aumento en los últimos años del desplazamiento forzado por conflictos con la guerrilla, alta corrupción en la clase política...


Por estas y otras razones, el proyecto pretende ser algo más que una mera respuesta a los problemas físicos de la ciudad, al mal estado de las calles o a la escasez de equipamientos. Por lo tanto, contempla también aspectos económicos y sociales para lograr una mejora integral, esto es, una auténtica regeneración.


La intervención se divide en tres fases, las cuales ofrecen diferentes respuestas en tres escalas distintas: (1)




A. Ciudad:
El primer paso del proyecto consiste en realizar un análisis previo del contexto general a escala de ciudad. Esto se lleva a cabo mediante estudios de campo, consulta de documentos (POT, plan de desarrollo de Quibdó...), entrevistas personales, etc. durante los meses de estancia en Quibdó.


Como resultado se obtiene una importante planimetría de la ciudad, así como material gráfico (fotografías y vídeos) que dan una visión bastante aproximada del contexto y de sus problemáticas principales, desde las cuales ya es posible realizar el diagnóstico oportuno en forma de 6 propuestas concretas. (2) (3-8)
















B. Barrio:
Al hacer un zoom y aumentar la escala del proyecto a un área concreta de la ciudad, las propuestas realizadas a nivel global se pueden llegar a materializar más claramente. Por eso, en el siguiente paso se escoge una zona paradigmática en la periferia de Quibdó que cumple con todos los problemas detectados. Se trata del barrio de la Esmeralada, en el cual se propone la siguiente intervención: (9)


Se aplica un modelo urbano de agregación de vivienda “low rise high density” que permite crear espacios abiertos de relación de distintas características y escala (más públicos - más privados, vinculados a la calle - vinculados a las casas).




Este sistema traslada al espacio físico y a la imagen urbana la heterogeneidad, complejidad y dinamismo de las viviendas e incluso de sus propios habitantes. Por último, también permite crear un tejido urbano y social complejo y cambiante, generador de ciudad y con posibilidad de expansión al resto de barrios. (10 y 11)






Existen dos espacios libres importantes en el barrio:
El parque lineal al norte discurre por toda una zona no urbanizable, en la cual anteriormente se construían viviendas sin permiso y en condiciones de peligro. Aquí se crea un paseo que transcurre junto al río y en el cual se ubican algunas zonas de estancia. Para separarlo de las viviendas existe una franja con abundante vegetación, donde también se ubican los depósitos para depuración y oxigenación de las aguas residuales generadas por las viviendas, las cuales se verterán al río una vez limpias. Gracias a esto se puede crear un espacio habilitado para el baño en el mismo cauce, recuperando la costumbre que existía en el barrio antes de que las aguas del río estuvieran tan contamindas.


Se mantienen los dos edificios preexistentes pertenecientes al Centro Cultural Católico Mama-U, y además se crean unas pequeñas plazoletas anexas a ellos para que los niños puedan realizar actividades al aire libre.(12 y 13)







El otro gran espacio verde es el parque central, una superficie alargada que se ensancha en su interior para crear la plaza mayor del barrio. Comprende toda el área que no puede edificarse por ser una zona de alto riesgo de deslizamiento, donde se opta por ubicar huertos urbanos, paseos y espacios de recreo. Para mejorar la cohesión del terreno y estabilizarlo se aterrazan algunas áreas, se realiza una plantación de árboles y plantas con fuertes raíces (zapote, planta vetiver), y se consolidan las tierras con guadua hincada y fibra de yute. (14 - 16)







Por último, existe una gran terraza central que funciona como patio del colegio Santo Domingo Savio. Actualmente está delimitada por un muro de bloques de hormigón, pero se decide derribarlo para anexionar este espacio con el resto del parque. Así se consigue un mirador, aprovechando la ubicación elevada con respecto al resto del barrio, se obtiene una gran plaza para realizar eventos importantes, como las verbenas y los bailes durante las fiestas de San Pacho, y se recupera una costumbre local, como es la mezcla entre el espacio privado del patio del colegio y el público de plaza del pueblo. (17)



Se proponen elementos de mobiliario urbano construidos principalmente con guadua y madera, de diseño sencillo para que puedan realizarse manualmente por los propios vencinos del barrio en sus talleres.

Los límites entre distintas zonas (caminos, jardines, huertas, patios privados, etc.) toman diferente geometría dependiendo de si separan espacios de vivienda o espacios naturales, consiguiendo distintas transiciones con un único elemento, troncos hincados al terreno. (18)




C. Vivienda:
La última reducción de escala corresponde al diseño de las viviendas. Se trata de idear un sistema de alojamiento de bajo coste aplicable al barrio pero extrapolable a otras zonas del pacífico colombiano. Para ello se crea una célula de vivienda amoldada a la agregación propuesta y que cumple con diversos requisitos que se entienden básicos en esta intervención: la vivienda progresiva, la autoconstrucción, los materiales disponibles y las técnicas constructivas, la aceptación y la apropiación de los usuarios, y por último, los rasgos de la vivienda tradicional. (19)




Al dividir la construcción de la vivienda en dos fases, una fija y otra modificable, se maneja siempre una calidad mínima en el espacio interior que viene marcada por la rigidez de la primera, y a su vez se permite la razonable intervención del usuario gracias a la flexibilidad de la segunda.

Otros factores, como la modulación, el tamaño y peso de los materiales, las limitación de las luces estructurales o la recuperación de características de la vivienda tradicional, mejoran la propuesta a nivel general sin necesidad de aumentar su valor económico. (20 y 21)







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