15 de octubre de 2012

PARA CONSTRUIR AHORA UNA MEJOR CIUDAD


























Espacio abierto
AUGUSTO ORTIZ DE ZEVALLOS

Los Constructores de América Latina miran Lima y discuten su posible papel e inversiones en ella. Y en todas nuestras ciudades en crecimiento y renovación

Hace una semana CAPECO convocó a todas las cámaras de la construcción de América Latina a un encuentro en Lima, el 28 Congreso Interamericano de la Industria
a de la Construcción . La idea e iniciativa era discutir cómo hacer una ciudad mejor, sumando lo privado y lo público, y fue inicialmente gestada por su presidente Walter Piazza DJ., hoy delicado de salud. Y llevada a cabo de modo exitoso por toda su directiva, liderada ahora por Fernando Castillo y con encargos axiales para este tema en Francisco Osores, Guido Valdivia y Humberto Martínez, con pleno respaldo de un amplio equipo gestor

Ellos tuvieron hace meses la amabilidad de invitarme a coordinar la mañana introductoria y a perfilar el temario, así como alentar la interacción y el diálogo con el Municipio, lo que fue plasmado en el evento en dos sesiones.

La primera, la conferencia magistral para establecer la agenda, los retos y la visión de las ciudades hoy, para lo cual propuse e invitamos a Joan Busquets, el arquitecto urbanista y estudioso que estuvo en la gestión de Barcelona Olímpica y en la estrategia para Puerto Madero, y que hoy en ciudades como Rotterdam propone tejidos urbanos mixtos, orgánicos y saludables. Su aporte inaugural fue didáctico y esclarecedor.
La segunda sesión fue organizar y moderar (o mejor, inmoderar) un dialogo entre actores políticos y de cambio claves en reformular modelos urbanos en América Latina, que fue sabroso y sustancioso.
En orden de aparición, Jaime Lerner, inventor del modelo Curitiba, axial izado en transporte y desarrollo programado. Enrique Peñalosa, alcalde que revitalizó Bogotá con acento en recuperar el espacio público, los parques, las bicicletas y en caminar una mejor ciudad de las personas y no de los vehículos. Y Susana Villarán, nuestra Alcaldesa que se atreve políticamente (mientras sus miopes y revanchistas opositores ven cómo vacarla) a afrontar esos mismos retos para hacer ciudad mejor. Al recuperar el litoral y el rio, al ordenar un transporte caótico, al mudar La Parada, al apostar a que las nociones de ciudadanía (ciudadanía y no solo sudadanía, como decía Sofocleto) y de pertenecer a una Lima unitaria y de todos, y no a una suma de guetos, existan, y no sean categorías vacías.

Como comprobaron los participantes, lo que se dijo esos días, en un evento que fue abierto por el Presidente Humala y cerrado por el Ministro de Vivienda, consensuó mucho más que lo que se pudo discrepar y demostró voluntades de sumar lo público a lo privado, y lo privado a lo público.

Hacer ciudad tiene esas dos miradas que a veces no convergen, lo que ha sido el caso en Lima y el Perú.
Para algunos constructores simplistas (y que así tontamente pierden plata) antes ha estado cantidad que calidad. Y construir ha sido frecuentemente ejecutar recetas aburridas y redundantes y maximizar e ignorar contextos y calidades ambientales, creer erradamente que lo que importa está adentro de los lotes desarrollados, sin imaginación ni calidades de arquitectura y paisaje además. Y no entender que en todas partes el valor, además de tener propuestas creativas y no redundancias mediocres, está también afuera, donde es el barrio y la ciudad con sus deseables equilibrios, lo que da valores permanentes de calidad de vida, que es lo vale, lo que se vende y no metros cuadrados.

Este evento y nuestros diálogos y exposiciones abundaron en demostraciones sobre que hay que cambiar de paradigmas. Inclusive para rentabilizar, que es el motor de los privados.

Y se demostró también que hay disposición en la autoridad municipal a que la inversión privada sume a la pública para hacer ciudad. Más aun cuando Lima es muy pobre en inversión pública.

Daba envidia oír al ex Alcalde bogotano explicar prioridades desde una lógica con diez veces más dinero Per Cápita en el bolsillo, y donde el Municipio es quien puede hacer ciudad con la suya, y no esperar a que sean los privados quienes provean la infraestructura básica, debiendo negociarse todo, para que no solo haya peajes sino inversión en espacio público, como conseguimos para que pronto sea verdad el Rio Verde.
Lo que se sumará a una Costa Verde por fin ganada y cuyas obras empiezan mañana y que dará valor y condiciones para invertir coherentemente a lo largo de veinte kilómetros de litoral y ya no solo en esos modelos abusivos que se ejecutó en Barranco y se quería proseguir en todas partes.

Les quedó claro a grandes inversionistas internacionales, mexicanos, brasileños, ecuatorianos, chilenos y a peruanos de todos los tamaños, a todos en general, globalizados, como ya lo es el mundo, que Lima, adonde faltan seiscientos mil viviendas, y el Perú donde en ciudades faltan además otro millón y pico. Que somos espacios atractivos y retos importantes. Y que en medio de un desorden acumulado sí hay en el Municipio una idea de ciudad y proyectos para articularla. Y varios de ellos, especialmente los invitados de afuera, se empeñaban en proponer ideas y nuevas miradas para que esto sea un proceso bien orquestado y no un cambalache y un todo vale en que todos perdemos.

Lo deseable como saldo de este foro que busca consensos es que les quedó claro tanto a ellos, los inversionistas privados, como ojalá a sus detractores fáciles y esquemáticos, que los hay, y que se niegan a ver que la alternativa es: o hacemos ciudad con inteligencia estratégica o se hace sola y mal, como hasta ahora.
Peor aún, la hacen, a diario, los invasores y traficantes del suelo, que repiten en nuestras periferias lo que ahora pasa en La Parada, en que quienes rentabilizar mafiosamente el caos prefieren que no haya ni planes ni autoridad responsable. Mientras la mezquindad política se solaza y quiere que los conflictos debiliten la imagen creciente de una Alcaldía que sí afronta problemas y no los barre bajo la alfombra.

El mensaje que dio la Alcaldesa de Lima es que hay que hacer ciudad juntos.

Lo público y lo privado, dialogando, conciliando y cambiando modelos y creando herramientas y puentes.
Creo, y lo creen nuestros invitados conferencistas, que debemos cambiar esos modelos simplistas y fracasados: las envejecidas nociones de zonificación y de lotizaciones, por formas de hacer ciudad haciendo proyectos. Por planes estratégicos, que son los que no se preguntan cómo prohibir e impedir, o cómo hacer dibujos tan bien pensantes y voluntaristas como impracticables.
Sino cómo manejar realidades complejas y conflictivas, procesos, tendencias y dinámicas, en una ciudad que va a crecer, sí o sí, para afuera y para adentro y cuya presión es enorme.

Para desarrollar bien, cambiando ese huayco diario y esa conurbación invertebrada que hoy somos y que necesita un plan urbano actualizado y no viejo en sus categorías y en sus respuestas.
Porque ningún conjunto de normas o declaraciones líricas va a reencaminar este proceso que hoy es el de sumar más desorden al que ya abunda, si no hay un planeamiento como el de las ideas que expusimos, con miradas actuales y realistas, de esas que han tenido éxitos y no fracasos. En otras ciudades de la región, mientras Lima empeoraba.
Esa tarea, rediseñar físicamente la ciudad, debe empezar ya, y basarse en la enorme y reveladora data ya recogida en una fase inicial del planeamiento, en los foros descentralizados que ha liderado Henry Pease.

Pero ahora hay que hacer propuestas y planes que sean proyectos y no discursos. Ese reto está delante nuestro.

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