13 de noviembre de 2012

CONVERSACIÓN CON ELIO MARTUCCELLI - LA CHIMENEA

Publicado originalmente en la revista La Chimenea
Revista de Arquitectura, Urbanismo y Construcción
Chimbote, Perú. Julio - Septiembre de 2012

Entrevistador: Arq. Israel Romero Alamo

 














I.R: La experiencia de participar como escenógrafo en la Serie Pataclaun, le habrá permitido conocer más a fondo, dentro de otras cosas, la necesidad de plantear una arquitectura peculiar para una familia, digamos “convencional”, ¿Cómo fue esa experiencia?
E.M.: Primero, lo de Pataclaun es una historia larga y bonita porque fue de menos a más, empezamos con un grupo pequeño de teatro, empezando con un taller de clauns convocado por July Naters. Tuve la suerte de incorporarme desde el primer día como artista y arquitecto escenógrafo, te hablo de 20 años atrás. Fueron cinco obras en teatros cada vez más grandes y llegó a ser muy popular, viajamos muchísimo por el Perú llevando los espectáculos de Pataclaun, luego de ello empieza la experiencia en la televisión.
El programa de Pataclaun tuvo dos temporadas, este programa cogió edades diversas y sectores sociales muy diversos, lo veía todo el mundo y es que la familia, en parte era una familia convencional, la casa estaba pensada como una casa singular rodeada de otras casas, nunca se supo exactamente qué ciudad era y en qué lugar de esa ciudad estaba ubicada la casa. Todos podemos pensar en una ciudad peruana y podemos pensar también en un barrio de clase media, ni ricos, ni pobres.


Escenografía de Pataclaun
Escenografía de Pataclaun






























I.R: ¿Cuál fue la principal referencia que tuvo?
E.M.: En cierto modo esta casa trata de recoger algunos elementos de la arquitectura popular, si quieres llámala chicha, y de un ingrediente que me parece fundamental: lo barroco. Ese colorido de Pataclaun, esa exuberancia hace referencia a esa esencia barroca que es tan típica del Perú y de América latina.

I.R: Un barroco trabajado de manera característica. ¿Por qué es fundamental?
E.M.: Porque si algo podría caracterizar la expresión visual  gráfica de Pataclaun tenía que ser esa, el humor irónico de los personajes, que sirvió para decir varias verdades durante varios años, tenía que venir acompañada de un fondo no menos importante, y ahí entra el ingrediente barroco que además cobra enorme actualidad. Las ciudades peruanas y latinoamericanas tienen ese ingrediente cargado y vital que debía aparecer.

La otra diferencia ineludible e inevitable es el pop, así que resulta siendo un barroco pop o un pop barroco, en el sentido que recoge una expresión artística que hunde sus raíces en la arquitectura popular y que se expresa entre otras cosas en las historietas, los comics. Entonces, sí hay en la escenografía del Pataclaun (en las del teatro y en las de la televisión) el deseo de querer transformar a las actrices y actores en figuras de un dibujo animado, tanto es así que algunas veces hemos logrado que la ropa de ellos tenga las líneas negras características del pop art y eso ayuda mucho porque los une a la escenografía que siempre tuvo líneas y bordes negros. Haciendo eso lograbas fundir los personajes con el fondo, hablando de términos perceptuales, hablando de figura y fondo.
Aparte de ello, la casa responde a lo que uno como arquitecto debía hacer, resolver los problemas de una familia común y corriente,  una casa digamos insólita y especial, padre, madre e hija y tres fantasmas, cada uno tenía su espacio.


Escenografía del Santo Convento
























I.R: Partiendo de ello, esta familia pertenecía probablemente, como me menciona, a aquel sector más extendido de la población nacional, a la familia común y corriente de clase media. ¿Cómo la llegó a percibir?  Y finalmente ¿Cómo llegó a entender su arquitectura?
E.M.: En ese sentido, probablemente hablemos de familias extendidas, con mayor número de hijos e integrantes, así pues, ese tipo de casas, generalmente autoconstruidas recurren a estas necesidades que por lo general van en aumento con el tiempo; eso se expresa en esos fierros que aparecen tantas veces en las azoteas de las casas peruanas, una mezcla de  nunca terminar las cosas y de siempre soñar con un poquito más, esas son  dos cosas muy peruanas. Esa es la expresión habitual de nuestras casas y nuestras ciudades, una esperanza inconclusa.
En todas ellas, a una primera etapa de resolver problemas funcionales y constructivos, se agrega una segunda etapa que tiene que ver con lo ornamental y lo simbólico que siempre aparece, y comienza a brotar  otra vez ese barroco incontenible de adornos, volutas, rombos, de rejas, rejitas y rejotas, de techos inclinados y de ladrillos falsos. La casa de Pataclaun a su manera recogía todo eso, el ornamento no es superfluo, el ornamento es esencial, fundamental  y eso estaba expresado en esta casa.

I.R: Sin embargo, esa no parece ser la “arquitectura” que los profesionales queremos hacer.
E.M.: La arquitectura que hacemos los arquitectos es desesperadamente blanca y gris, no son esos los colores de la arquitectura popular, de la arquitectura de la población.
I.R: ¿Existe un punto donde estas dos maneras de hacer arquitectura lleguen a conciliar? O simplemente el divorcio está dado y no existe nada intermedio.
E.M.: Yo lo intenté como escenógrafo en las casas que se hizo. Por ejemplo,  el convento (El Santo Convento) que también hicimos me sirvió para recurrir a nuestra fantástica arquitectura barroca mestiza que se expresa tan bien en Puno, Cusco y Arequipa. Recurrir a esa arquitectura para tratar de expresar un espacio que podríamos identificar como algo propio, puede ser uno de los caminos.
Es cierto, hay un divorcio muy grande entre lo que “se diseña” y lo que se autoconstruye, lo segundo es porcentualmente mucho mayor, no hay punto de comparación y faltan puentes entre la arquitectura erudita académica  y la arquitectura popular.


Remodelación de edificio (4 y 5 piso)




























I.R: Recuerdo una obra arquitectónica, muy poco conocida por cierto -de repente por la labor más teórica que desarrolla- en donde los lineamientos de la arquitectura no terminan por encajar dentro de lo que se espera de un “arquitecto” hasta  cierto punto “reconocido”. Me atrevería a decir que esa obra, probablemente, nunca esté publicada en las revistas o programas de televisión a lo que estamos acostumbrados. Es en cierto modo alguna representación de arquitectura popular que no es lo que nos han enseñado a consumir.
E.M.: ¿No te parece que todas esas obras de las revistas se parecen demasiado?
I.R: Sí
E.M.: A mí también me pasa eso. La vida me ha llevado a ser profesor,  a ser investigador y a estar ligado a las publicaciones, eso no quita  que me guste diseñar y lo he hecho y sigo haciendo cada vez que puedo, aunque nunca haya tenido grandes obras.
La obra que mencionas era una remodelación de un edificio de tres a cinco pisos, ahí aparecen algunos elementos en su fachada, la que termina siendo ligeramente recargada y con colores intensos, no es un edificio de muros cortina, es algo más fragmentado, una arquitectura que trata de no ser pretenciosa, eso también me parece importante. Este edificio ya tiene más de diez años, en el momento que lo construí sembré tres ficus, los tres están bien pero uno está mejor, tanto así que el árbol opaca al edificio y eso me parece muy bien. La arquitectura es menos importante mientras que los árboles sí lo son, los edificios deberían estar acompañados de esas cosas y que el tiempo haga lo suyo.
I.R: En ese caso el entorno jugó un papel importante, es el entorno de cualquiera de nuestras ciudades, con las características propias que mencionamos anteriormente.
E.M.: Todo depende, si estás en una aldea pequeña, si estás en medio del paisaje o en la ciudad, habrá que entrar en dialogo con ese entorno, si estás en un centro histórico también hay que ser lo suficientemente inteligente y preciso para responder con arquitectura nueva a un contexto
Es cierto que en la mayoría de los casos, uno se enfrenta con distritos no tan consolidados y algunos maltratados, no hablamos de Florencia y Venecia, hablamos de nuestras ciudades maltratadas y con problemas. Yo pensaría en recoger los flujos propios de ese lugar, considerarlos y tratar de convertir lo sucio y lo caótico en energías positivas, no es fácil, pero un proyecto arquitectónico podría absorber el entorno negativo y volverlo positivo. Tiene que ver entre otras cosas en como el edificio y objeto arquitectónico, que de por sí es un bien privado, puede ser un poco más generoso con la ciudad y tener un dialogo con lo público. Que el edificio pueda dialogar mejor con la calle que el límite de la propiedad no sea tan duro, eso de hecho va a ayudar a que la arquitectura sea mejor.
I.R: Dentro de ese análisis, ¿Cómo ve a la arquitectura contemporánea desarrollada por los arquitectos?
E.M.: A esa arquitectura le falta dialogar con la otra arquitectura, y bueno, es verdad también que cada época tiene sus tics y manías, hay cosas que pertenecen a  determinadas décadas, que guardan un aire de parentesco, pero lo que veo en las revistas, para mi gusto, comienza a parecerse demasiado y más aún, no está representando del todo bien la cultura nacional, sabiendo aun que hablar de cultura nacional es ambiguo y polémico, pero la arquitectura que se está haciendo ahora, pareciera que no está respondiendo a eso y así se desliga una vez más de la arquitectura mayoritaria que es la popular. La arquitectura que hacen los arquitectos está también muy condicionada a la especulación inmobiliaria y eso no está produciendo cosas muy originales que digamos, por ese camino no va a brotar demasiado la originalidad, la economía marca cosas y las impone, eso estamos viendo en nuestras ciudades. Hay ciertas teorías de la arquitectura contemporánea que son de afuera, que podrían traducirse en términos locales, tampoco hay que negarse a mirar y escuchar lo de afuera. Son tareas pendientes. En ese sentido, yo no estoy directamente dedicado al diseño pero como escenógrafo he tratado de hacer esa arquitectura, igualmente he intentado haciéndolo pintando murales (con la Brigada Muralista) así hemos podido llegar a muchísimos lugares de Lima que como arquitecto reconozco nunca haber llegado, pero como artistas y muralista se han dado de manera más rápida y natural. Hacemos obras artísticas en la que la comunidad nos pide desarrollar ciertos temas, estoy intentado en esos murales  encontrar un dialogo entre lo que nos gusta a nosotros como artista y lo que es propio de cada lugar, algo así debería suceder en la arquitectura.
I.R: Sin embargo…
E.M.: Hablando de Lima, ¿Cuántos arquitectos hay trabajando en algunos distritos y cuántos hay trabajando en los otros distritos? basta revisar la cantidad de licencias de construcción en cada distrito, el arquitecto limeño trabaja en diez distritos y Lima tiene cinco veces más, hay una desproporción.
I.R: Regreso a lo mismo, creo que el arquitecto está siendo formado, por ejemplo, para trabajar en esos diez distritos. Ahí tiene que ver también la forma de pensar del arquitecto: Uno debe trabajar en ese porcentaje mínimo de la población por razones básicamente económicas, a nadie le gusta ensuciarse las manos yendo a los conos, y finalmente se le tira la responsabilidad a las municipalidades y a arquitectos, digamos, del montón.
E.M.: Yo pienso que no hemos sabido ampliar nuestro rol en la sociedad, todavía estamos buscando la manera de venderle a la sociedad lo útil y necesario que podemos ser los arquitectos, eso falta.
I.R: De repente hay una mirada lejana hacia la manera de hacer arquitectura popular o autoconstruida. Me mencionaba, por ejemplo, que el ornamento en su obra es fundamental, ¿esto se aplicaría también a la arquitectura en general?
E.M.: Sí, y en muchas manifestaciones culturales yo podría encontrar este ingrediente fundamental del ornamento.  Si lo hablamos en términos contemporáneos nos lleva una vez más a hablar de lo chicha, de una cultura emergente que representa cada vez más lo nacional, no todo lo chicha gusta y no todo lo chicha es bueno, no está bien lo chicha cuando  se vuelve sinónimo de prepotencia, suciedad o de cosa mal hecha. Eso no me parece positivo, me preocupa que el Perú y la cultura nacional se vuelvan eso, pero sí me interesa la chicha cuando es expresión vigorosa, propia, original y que representa nuevos sectores sociales que se hacen presente en el país, eso está muy bien y es saludable.
Dentro de esa cultura que nos define cada vez más, está el ingrediente ornamental que me atrevo a decir, es la herencia barroca que aparece en términos más urbanos y agresivos, que siempre ha brotado en América y el Perú, donde creencias antiguas se han mantenido vigentes frente a otras culturas hegemónicas, frente a otras culturas dominantes y eso se mantuvo y ahora se vuelve a expresar en términos chichas que además tiene una serie de conexiones con otras manifestaciones de la época. El ornamento no es superfluo, el ornamento en una cultura como la nuestra es fundamental.
I.R.: Sin embargo, estamos cobijados por Adolf Loos, para la arquitectura de los arquitectos el ornamento es impensable.
E.M.: Así es, ahí empieza un aspecto más del divorcio del que hablábamos, del arquitecto y del no arquitecto, el ornamento es un punto fundamental y los arquitectos no lo usan.
I.R.: Bueno, en la universidad no te enseñan a usarlo, te enseñan todo lo contrario.
E.M.: Hay una fiebre minimalista en algunas escuelas del Perú que yo no entiendo y nunca entenderé, el minimalismo no es lo que mejor nos representa, blancos y puros no somos. Esa fijación minimalista poco tiene que ver con nosotros, eso sí parece una influencia negativa de revistas extranjeras.
I.R: ¿Algo como una alienación?
E.M.: Sí, y claro, te das cuenta que muchas veces se convierte en la forma de enseñar a diseñar cuando en realidad podríamos abrirnos a tantas cosas, el minimalismo es como la quinta resurrección de Mies van der Rohe, tengamos en cuenta que la arquitectura moderna en su momento encarnaba sueños e ideas para transformar la sociedad; entonces, la arquitectura moderna en el Perú y en el mundo sirvió para construir escuelas, hospitales y unidades de vivienda. El minimalismo sirve hoy para diseñar tiendas, restaurantes y casas de playa, no hay relación porque está vaciada de contenido, lo que era la búsqueda de la esencia y la pureza representaba algo hace sesenta años, ahora representa otra cosa, hoy es una actitud puramente formal.
Con el minimalismo  puro y duro no vamos a avanzar demasiado.
I.R: Hay una tarea pendiente.
E.M.: La tarea pendiente es cómo tendemos puentes entre lo que hacen los arquitectos y la arquitectura popular, hay un porcentaje mínimo de arquitectos que sí lo hacen y llegan a esos lugares, pero es eso, algo mínimo.











4 comentarios:

  1. Felicitaciones, Arq. Martuccelli. Buenísimas respuestas. Muy de acuerdo!

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    1. Gracias Rosa por leernos y escribir. Si, compartimos las palabras de Elio, es un gran pensador de la arquitectura Peruana.
      Saludos!

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  2. Felicitaciones, @Aldo Facho, ¿podrías compartir vídeos de entrevistas al Arq. Martuccelli?

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    1. Hola Russell, gracias por las felicitaciones. Lamentablemente no tengo el material en video y no se si exista. Le preguntaré a Israel Alamo de La Chimenea.
      Saludos!

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