4 de junio de 2013

TARAPOTO, CIUDAD EN LA SELVA Y LA MONTAÑA

Fotografías: junio 2013

Reflexiones Personales



























Gracias a la cordial y entusiasta invitación del Colegio de Arquitectos de la Regional San Martín, representado por su Decano el Arq. Teddy del Águila y el Arq. Percy Vilca, tuve la oportunidad de visitar por primera vez la ciudad de Tarapoto, ubicada en la selva del Perú.  Además del honor que significaba la invitación, me genero especial interés conocer la ciudad y el paisaje en el que está emplazada, que imaginaba exótico y natural.  Ya desde el avión me preocupé en registrar el acercamiento a la tierra para reconocer texturas, topografía, colores, tramas... lo primero que me llamó la atención fue la fuerza de los ríos que surcaban el paisaje con absoluta indiferencia, y la topografía que asemejaba un paño verde plegado.  Cuando nos acercamos más pude identificar con preocupación el fuerte impacto ambiental de la tala indiscriminada de la flora nativa para generar superficies cultivables.  Eso lo confirmé luego cuando recorrí la periferia de la ciudad.

La salida del avión fue cual entrar en un baño turco, una masa de aire húmedo y caliente me envolvió y no nos dejó hasta que volvimos a partir.  Según los locales el clima fue "benigno" con nosotros, "no está haciendo mucho calor" repetían mientras una sueva brisa nos refrescaba en la sombra.  Si esa temperatura era "fresca" no quiero imaginar lo que para ellos es "caluroso", pero como bien me indicaron "el cuerpo se adapta".
































Espacio Público
En una ciudad relativamente pequeña (ciudad pequeña y no pueblo grande como bien recalcaba el hijo menor del arq. del Águila) y con un clima de benigno a cálido, el espacio público es el lugar donde la población interactúa y vive.  Lo que puede parecernos lógico no lo es para las autoridades de Tarapoto, pues las calles han sido regaladas a los carros, motos y mototaxis, casi eliminando las veredas (hay tramos que desaparecen), árboles, paseos... a esto hay que sumarle el hecho que no se hayan preocupado de normar la sombra como elemento significante en la arquitectura, los aleros son pequeños y no alcanzan para proteger a los peatones.  Tarapoto es una ciudad que tiene todas las cualidades y escala para ser una hermosa ciudad peatonal, pero hoy es un espacio negado a los ciudadanos.  La plaza principal mantiene ese diseño francés de diagonales, en este caso particular reforzadas por muros de contención que resuelven la pendiente del terreno.  Esto agudiza la fragmentación del espacio, dejando solo para el uso de la gente acotadas superficies pavimentadas.  Si le sumamos a esto el calor y la falta de sombra, tenemos como resultado una plaza casi vacía y con concentraciones de gente donde los árboles les protegen del sol.  

 

 





















































Mucho más interesante es el diseño del parque Suchiche, donde dicen que se fundó la ciudad, en el que sin mayor elucubración de diseño han sabido generar diversos espacios internos de sombra, generando una atmósfera fresca y de descanso.
Es sumamente contradictorio que en una ciudad fundada en el verde amazónico casi no hayan árboles urbanos, quizás esa condición sea la causa no conciente por la que la gente no los reclama como urgentes.































Plan de Desarrollo Urbano
Cruzar la ciudad no demanda mucho tiempo, a pocos minutos ya estamos pasando por alguno de los puentes del río Cumbaza, que es la interfase natural con el área agrícola.  El nuevo Plan de Desarrollo Urbano, lejos de consolidar esa interfase y buscar que la ciudad se consolide hacia dentro, ha abierto la "caja de pandora" habilitando como suelo urbano zonas que hoy son agrícolas.  Me genera una profunda pena ver como una ciudad tan pintoresca, con una escala acotada que le permitiría fácilmente distinguirse en cualidades, está condenada a desparramarse en su suelo productivo y lo productivo en el bosque amazónico, dejando en el camino enormes bolsones de tierra sub-utilizada.  Allí creo que deben trabajar con urgencia los colegios profesionales, las universidades y los arquitectos.



 



























Mercado y Cementerio
Para suerte de los habitantes, la ciudad no ha sido invadida por alguno de los centros comerciales que ya han cambiado la estructura comercial de muchas ciudades del país.  La gente aún compra en los mercados, comercios de barrios y ferias.  Como intento hacer siempre que visito una nueva ciudad, busqué ubicar el Mercado y Cementerio, equipamientos que como bien me dijo hace mucho tiempo un colega, son la radiografía de la ciudad.  En ellos ves la forma como la sociedad local interactúa y comercia, puedes medir la salud y economía, las creencias, conformación social, historia... justamente al entrar al cementerio una austera cruz recibe al visitante y enuncia: "Para que no se repita.  En memoria de los desaparecidos(as) y muertos(as) por la violencia política. 1980-2000"


 

 




















































Alrededores
El primer lugar que visitamos fuera de la ciudad fue el pintoresco pueblo de Lamas, que es de donde dicen vinieron los naturales a fundar la ciudad.  Un lugar interesante dominado por la topografía y la tierra anaranjada con la que se construyen la mayor parte de las casas.  Construcciones con gran valor tecnológico-ambiental, desarrollado durante siglos de adaptación al contexto, sabiduría hoy desaprovechada y condenada por la pobreza y la creencia que el ladrillo y el cemento son un escalón hacia el desarrollo.
Fue muy interesante entrar a una de las viviendas y ver como estaba configurada constructiva y espacialmente.  Resumiendo, es un gran espacio con un entrepiso de madera a modo de altillo, en el que el confort climático se consigue con sombra y ventilación.  Para ello utilizan muros gruesos de tapial, techos a dos aguas de teja, ventanas altas en sombra y sin vidrios que generan ventilación cruzada.



 

















































































De allí nos dirigimos al bajo Huallaga, donde pude apreciar uno de los paisajes más hermosos de mi país: una masa de agua serpenteante que surca dos murallas colmadas de verde, en las que la escala de lo humano desaparece ante la inmensidad de la naturaleza.  Shapaja es un pequeño pueblo que está en uno de los remansos de las montañas, allí vive la familia de la señora del arq. del Águila que nos recibió con especial cariño y atención, como solo saben hacerlo las personas que viven en el interior, donde la calma y el compartir son más importantes que cualquiera otra variable citadina.  Allí tomé un riquísimo aguadito de gallina, que me hizo recordar aquel que décadas antes tomara en la casa rural del tío abuelo de uno de mis mejores amigos en el valle del Colca.  
El tiempo nos apremiaba y según los locales no podíamos regresar a Lima sin visitar el eco-hotel Puma Rinri, inteligentemente ubicado entre la carretera y el río.  Un proyecto cuya mayor cualidad es la simpleza y el haber sabido aprovechar la tecnología y materiales locales para construir un lugar sumamente acogedor y en el que apetece descansar.  No se necesita más para disfrutar de tan hermoso paisaje.
Con ese broche cerramos nuestro viaje, no sin dejar de comprar unas barras de chocolate y café para llevar a casa.
 
Aldo Facho Dede











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