18 de octubre de 2012

¿INVERSIÓN Y DESTRUCCIÓN?

Reflexiones patrimoniales sobre el imaginario empresarial español  
Ramón Gutiérrez - Julián Vásquez
 
Gracias a la colaboración de José Luis Salinas Lovon
































¿O inversión para quién? ¿A qué costo? Son algunas preguntas que saltan a primera vista al contemplar el aviso publicitario que el periódico español El País incluye el día 26 de enero de 2012, relativo a la visita del presidente del Perú, Ollanta Humala a España. 

Es Interesante ver toda la carga significativa que llega a tener una imagen así compuesta. La  utilización de un lugar Sagrado para nuestras culturas andinas y Patrimonio para el resto de la Humanidad según UNESCO, se “completa” con la construcción de lo que parecen ser hoteles y oficinas con esta “envidiable y esplendorosa” vista hacia Machu Picchu. Un futuro soñado pensado a partir del bolsillo, una propuesta que espera movilizar y sensibilizar para la aceptación de ese imaginario, con los argumentos de la “generación de empleo” de la “modernización” y del “desarrollo”.  Una vez más se vislumbra la intención de empresas especuladoras y potencialmente depredadoras, cuya prioridad es sacar partido a partir de algo que es de todos, generando un beneficio particular y propio. De todos modos ya se están acercando y en la ceja de selva o en la región amazónica nos anuncian que “Repsol descubre una importante reserva de gas en la selva peruana”  

Como ésta hay muchas acciones, no solo registradas en imágenes de los periódicos, sino también en la vida cotidiana de muchas ciudades latinoamericanas, en las cuales un  grupo, intenta utilizar a su “mejor provecho” lugares de  importancia cultural, paisajística, histórica o arquitectónica, sin reparar en medios con tal de conseguir su propósito. Son tiempos en los que se empieza a borrar los límites entre los resultados de la inversión y la destrucción, de valores que no pertenecen meramente al orden económico y a la generación del lucro emergente. Preguntarnos  ¿quien asume las pérdidas de los valores que no se miden como una rentabilidad contable? . La utilización del patrimonio, en este caso una “marca” de la imagen del propio Perú, para desarrollar este tipo de proyectos es indicativa de la impudicia con la cual se acude a diversos medios para instalar una posibilidad de rentabilidad sin importar el agravio que se hace al sitio, a los valores que el mismo implica y al propio país que busca defender su patrimonio con escasos recursos y muchas veces sin acertar plenamente en las modalidades de defensa del mismo. 

Hace años que se quiere sobreexplotar el conjunto de Machu Picchu y colocar hoteles en su proximidad, vinculados por teleféricos y otros elementos de accesibilidad que destruirían sin dudas la calidad del emplazamiento y el paisaje. Pero nada tan descarado como el Aviso publicitario de bienvenida que le ofrecen estas empresas al Presidente del Perú. Muchas veces los estudios previos a grandes proyectos de alto impacto ambiental se escatiman para evitar los gastos del estudio, diseño y ejecución de la obra, se prefiere, como en este caso, prefigurar un imaginario convincente. En efecto, a lo imponente del sitio y la naturaleza se le coloca en competencia un conjunto de torres que adquieren la fuerza impactante de la “nueva idea”. 

Ante la protesta nos podrán decir que ellos no tienen intención de hacerlo de esa forma, que simplemente es un anuncio publicitario, una composición de diseño “creativa”. Pero no, no hay espacio para estas “ingenuidades”, cuando estos imaginarios no respetan lo preexistente  nos muestran  que es posible que haya detrás del aviso publicitario quienes piensen que pueden hacer surgir de la foresta del conjunto estas torres de cristal. Los conocemos, luego nos hablaran de “la complementación por contradicción” o quizás “de la ampliación del escenario por la duplicación del Huayna Picchu por los vidrios espejados de las cajas de cristal”. Nadie mencionará los padecimientos industriales del sur peruano por sus carencias de energía ni de cómo se abastecerían estos edificios en lugares de difícil acceso. 

Estamos en estos tiempos viviendo las movilizaciones que las comunidades realizan para proteger sus paisajes y sus recursos naturales afectados por la mega minería, ahora aparece esta franja de inversiones turísticas que comienzan a dañar irremediablemente a los centros históricos y a los conjuntos arqueológicos amañados para el “consumo” turístico.  

Curiosamente en la imagen se ven los nombres de grandes empresas españolas, en la búsqueda de revivir antiguas épocas de conquista económica en estos tiempos de crisis europea.  Sabemos que buena parte de sus ganancias son generadas en América Latina como demuestran sus balances económicos de los últimos años pero no creemos necesario que destruyan nuestro patrimonio para ello. Cabe aclarar que no estamos en contra de la inversión, sino tener ideas claras para saber dónde y cómo se puede invertir.  Solamente exigimos un profundo respeto por nuestro patrimonio en cualquiera de sus escalas. Respetar también lo que hemos consolidado de nuestros paisajes culturales que son parte del imaginario colectivo y por ello generadores de valores de nuestra sociedad.
Lamentamos que un aviso publicitario con este imaginario haya sido publicado con el auspicio de dos periódicos de importancia en la formación de opinión cultural, como son El País de España y La República del Perú. Ojala tengamos más respeto con las inversiones y menos efectos de destrucciones. La imagen propuesta es absolutamente inaceptable.



Publicidad publicada en el diario El País

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