29 de marzo de 2013

DESBORDADOS

Por Carlos Candia para HABITAR
 
Plano fundacional Ciudad de Córdoba, Argentina
































¿Cómo se habrán sentido los primeros europeos que llegaron a América?
 
Se enfrentaron con un  territorio inmenso, salvaje, casi deshabitado; al menos para su concepción del universo. Estos navegantes europeos que esperando caer por el borde de un mundo plano se encontraron con un otro mundo, con una interminable terra incógnita, acaso las antípodas, y no solo geográficas, de ese cosmos ordenado, finito, geométrico que estaba en sus cabezas renacentistas, por poco medievales. Descubrieron bestias salvajes, insectos gigantes, ríos inabarcables, montañas inmensas. Otros hombres lo habitaban, con otras mentalidades, otros saberes, otra relación con su entorno.

 
 































¿Será por eso que necesitaron aferrarse a una cuadrícula rigurosa para hacer sus nuevas ciudades? Porque, por cierto, la ciudades europeas de las que ellos venían no eran precisamente cuadriculadas.
 
Tal vez para ellos traer algo de ese tranquilizador orden geométrico, abstracto, cartesiano a tanta naturaleza desbocada, a ese “nuevo mundo” incomprensible y agresivo era una forma de construirse un refugio, tan siquiera mental. Una manera de abarcar el territorio hostil y prácticamente interminable con una grilla que no tiene origen, ni jerarquías, ni centros, ni final.
 
También de la vieja Europa llegó, casi 500 años más tarde, esta idea llevada al extremo. En los años 60, los italianos de Superstudio propusieron su Monumento Continuo, una grilla tridimensional que cubre indiferente todo el planeta, todas las geografías, todos los climas, todas las culturas. Como una epidemia imparable, esta retícula se adueñaría de todo, nivelaría las desigualdades planetarias. Con sus reflejos lechosos, con su espacio isótropo, anularía todas las diferencias.

Rosario, marzo de 2013



27 de marzo de 2013

REVISANDO A LOUIS KAHN

Louis Kahn: el mensaje de la historia 
Por Oliver Wainwright - para arq y the guardian 25/03/2013

Con motivo de la retrospectiva de su obra en el Museo de Diseño de Virta, Alemania, el autor de la nota revaloriza la figura de un creador que descreía de la relación entre la forma y la función. Su aporte a la disciplina.
































Louis Kahn solía decir a sus alumnos: si alguna vez les falta inspiración, pidan consejo a sus materiales. “Uno le dice, ‘¿Qué quieres, ladrillo?’ y el ladrillo contesta: ‘Quiero una arcada.’ Entonces uno le dice: ‘Yo también, pero las arcadas son caras. Puedo usar un dintel de hormigón. ¿Qué te parece, ladrillo?’ El ladrillo dice: ‘Quiero una arcada.’”



Louis I. Kahn - Yale University Art Gallery 1953.  Fuente: http://www.flickr.com/photos/minkewagenaar/5712788713/


Louis I. Kahn - Phillips Exeter Academy Library 1955.  Fuente: http://www.flickr.com/photos/dhughto/4342571350/

























































La convicción de que los materiales tenían un obstinado sentido de su propio destino era una de las muchas excentricidades de ese peculiar arquitecto que murió de un infarto en un baño de la Penn Station de Nueva York en 1974. Pasaron cuatro días sin que nadie reclamara su cadáver, como detalló la película de su hijo Nathaniel, “Mi arquitecto”. Una nueva y vasta retrospectiva del trabajo de Kahn acaba de inaugurarse en el Museo de Diseño Vitra de la ciudad alemana de Weil am Rhein. 



Louis I. Kahn - Yale University Art Gallery 1953.  Fuente: http://www.flickr.com/photos/40353022@N05/4236452756/





























Kahn, cuyas formas monumentales tienen la gravedad de antiguas ruinas, fue uno de los arquitectos más influyentes del siglo XX. Sin embargo, incluso después de la película, sigue siendo casi un desconocido. 


Louis I. Kahn - Yale Center for British Art 1969-74.  Fuente: http://www.flickr.com/photos/thom_mckenzie/3088701450/





























“Sus declaraciones extrañas, casi religiosas, eran irritantes, tanto para mí como para mi generación”, dice el curador de la muestra, Stanislaus von Moos, un historiador del arte que ha escrito textos definitivos sobre Le Corbusier y Robert Venturi. “Es muy difícil de caracterizar. Siempre admiré su trabajo, pero lo encontré intimidante”. 

Nacido en Estonia en 1901, este encantador de ladrillos judío estadounidense es famoso sobre todo por una serie de enormes complejos institucionales ubicados en lugares en extremo cálidos: los laboratorios del Instituto Salk en California, el Instituto de Administración de Ahmedabad, en India y la fortaleza de hormigón de la Asamblea Nacional de Dhaka, Bangladesh. 


Louis I. Kahn - Salk Institute.  Fuente: http://www.flickr.com/photos/dreamsjung/3021670626/

 





























Para Kahn, la forma no necesariamente sigue a la función. Sus proyectos tampoco celebran todas las nuevas posibilidades de los materiales industriales. Sus edificios, creados a partir de una construcción monolítica y basados en geometrías primarias de grandes círculos, semicírculos y triángulos extraídos a las pesadas paredes, exudan una presencia atemporal y, en ocasiones, espiritual. Parecen restos abandonados de una futura civilización cósmica. 


Louis I. Kahn - Salk Institute.  Fuente: http://www.flickr.com/photos/dreamsjung/3021789689/

































Mucho se ha hablado de la dimensión espiritual de Kahn, de su capacidad de canalización de los antiguos, pero esta exposición busca mostrar otros aspectos de su trabajo. El resultado es un vívido panorama de un hombre curioso y sus obsesiones –desde el planeamiento urbano utópico, hasta los descubrimientos científicos de estructuras moleculares–, todo lo cual cobra vida en sus textos personales breves y en su correspondencia. 

La muestra comienza por ubicar a Kahn en el contexto de Filadelfia, adonde llegó como Leiser-Itze Schmulowsky, hijo de inmigrantes pobres. Muy corto de vista y con grandes cicatrices producto de quemaduras en el rostro, a muy temprana edad se sintió atraído por la arquitectura. Fue testigo de la completa remodelación de su ciudad, ocasión en la que Benjamin Franklin Parkway incorporó un eje de museos que atravesaba la planta urbana en diagonal. 

Louis I. Kahn - Instituto Indio de Administración 1963  https://picasaweb.google.com/lh/photo/-2sg94rPSFEx6g95xBDDlA





























Vemos la Filadelfia de la década de 1950 como un laboratorio de urbanismo, lo que originó la visión de Kahn de la ciudad como una red de bulevares peatonales. Imaginó que podía prohibirse el tránsito de vehículos hasta un anillo de estacionamientos cilíndricos de múltiples pisos, cada uno de los cuales tendría las dimensiones de un coliseo, lo que anunció nuestra cultura contemporánea de parques y zonas peatonales. Las estructuras tienen un aire cristalino, de tecnología de avanzada, lo que revela la fascinación por las ciencias naturales y los comienzos de su búsqueda de orden geométrico. 

Se trata de una obsesión que queda ejemplificada en su modelo para la City Hall Tower, una doble hélice espiralada basada en el descubrimiento del ADN en 1953 por parte de Francis Crick y James Watson. Era algo muy adelantado para la época y nunca se construyó, pero inspiraría las estructuras de torres arracimadas del movimiento metabolista japonés en las décadas de 1960 y 1970, así como la más reciente Torre Hearst triangulada de Nueva York de Norman Foster. 


Louis I. Kahn - Instituto Indio de Administración 1963  http://www.flickr.com/photos/nichitecture/5735803344/




























Nunca se esforzó mucho por congraciarse con los clientes, por lo que no fue sino hasta que tuvo cincuenta y pocos años que Kahn completó su primera gran construcción: la Galería de Arte cúbica de la Universidad de Yale. Para cuando llegó a los sesenta años, el hombre bajo de corbatas de moño flojas, que se peinaba hacia adelante para ocultar la calvicie, había alcanzado fama internacional con la construcción de los Richards Medical Laboratories en la Universidad de Pensilvania. Constaba de torres apiladas de laboratorios sin columnas, y fue el primero de sus proyectos que articuló la diferencia entre “espacios servidos y servidores”, los segundos de los cuales eran las escaleras, ductos de ventilación y otras redes de apoyo. Los albergó en estructuras aparte que parecían chimeneas y recordaban las torres de San Gimignano de Italia que había esbozado unos años antes. 


Louis I. Kahn - Asamblea Nacional de Dhaka, Bangladesh  http://arqmartinmotta.blogspot.com/2011/03/kahn-como-deidad-el-amar-y-la.html





























Esos enérgicos dibujos pastel representan templos en ruinas del mundo clásico, desde Corinto hasta Roma y de Luxor a Giza. Salpican la exposición, junto a postales que envió a su casa en las que Kahn escribió que había pasado largas horas observando el cambiante juego de luz en las piedras. Fueron esos viajes, que realizó en los años 50, los que lo llevaron a pensar que la esencia de la arquitectura sólo se revelaba del todo cuando alcanzaba el estado de ruina. Vacía ya de función, una construcción podía entonces hablar sólo de cómo se la había hecho. Esa idea llegó a definir su trabajo más importante, que completó en los siguientes veinte años. 


Louis I. Kahn - Asamblea Nacional de Dhaka, Bangladesh  http://www.flickr.com/photos/naq/385590139/





























Kahn describiría sus obras en construcción como “ruinas al revés”. En Dhaka, eso le dio resultados especialmente buenos: cuenta la leyenda que, durante la guerra de liberación de Bangladesh en 1971, los bombarderos no tocaron el lugar donde se construía su Asamblea Nacional porque tomaron el misterioso complejo celular por las ruinas de un sitio histórico antiguo. Como destaca la muestra, sin embargo, las construcciones no tenían rastros de pretensión estética ni de regodeo fetichista en lo arcaico. Las paredes perforadas de las construcciones de Dhaka son una herramienta vital, dado que protegen los espacios interiores de la luz solar directa y permiten la ventilación. Como dice Von Moss: “Quisimos mostrar que, detrás de esa fachada de neoclasicismo y revival histórico, Kahn basó sus construcciones en la comprensión del entorno.” Kahn estaba arruinado cuando murió en ese baño a los setenta y tres años. Su pequeño estudio de Filadelfia tenía una deuda de 500.000 dólares. ¿Por qué nadie reclamó durante tantos días el cuerpo de un prestigioso arquitecto que dio al siglo XX algunos de sus edificios más fascinantes? Aparentemente, la dirección de su pasaporte se había borrado de forma misteriosa. Por suerte, como lo demuestra esta exposición, la fama de Kahn es más perdurable.

Louis I. Kahn - Asamblea Nacional de Dhaka, Bangladesh  http://www.flickr.com/photos/naq/6117105120/































"Las construcciones no tenían rastros de pretensión estética ni de regodeo fetichista en lo arcaico. Las paredes perforadas de las construcciones de Dhaka son una herramienta vital, dado que protegen los espacios interiores de la luz solar directa y permiten la ventilación. Como dice Von Moss: “Quisimos mostrar que, detrás de esa fachada de neoclasicismo y revival histórico, Kahn basó sus construcciones en la comprensión del entorno.”

Louis I. Kahn - Asamblea Nacional de Dhaka, Bangladesh  http://www.flickr.com/photos/naq/5611259278/

 

25 de marzo de 2013

CASA EN CITY BELL

Pablo Reynoso, arquitecto
City Bell (La Plata), Prov. de Buenos Aires - Argentina. 2012




























SITIO
Cercano al corredor del Camino Centenario a la altura de City Bell, en una zona residencial con la presencia de equipamientos urbanos y una frondosa vegetación, la vivienda se ubica en una calle cortada por las vías del ferrocarril, condición que caracteriza el lugar como un parque residencial.
 
El proyecto se estructura en su totalidad de acuerdo a la realidad construida del entorno. Este adecua cada una de sus partes, según las necesidades del programa con el tejido urbano existente cualificando así la calle y su entorno más inmediato.

 
PROGRAMA
Las condicionantes de una casa existente que requiere ser ampliada para un matrimonio de profesionales y sus hijos definen las necesidades para desarrollar el proyecto.  La vivienda contiene un programa sencillo de tres dormitorios incrementado con la presencia de un estudio /consultorio como zona de trabajo anexa en planta baja.

La presencia de lo existente como condición a reformular, y la atención prestada a éste por el usuario, da fuerza a la idea de dos volúmenes desfasados dando la clave para el desarrollo del esquema que organiza y da forma a la vivienda.  Este desplazamiento permite cualificar el patio de acceso en doble altura y una terraza al oeste con vistas al jardín.

Este esquema claro y conciso, basado en la doble división de piezas, públicas-privadas, permite el desarrollo de todo el programa con una superficie mínima construida. La disposición central de la escalera independiza las distintas dependencias, sin necesidad de hacerlas estancas, y enriquecer las perspectivas del interior.

En planta baja donde las edificaciones colindantes se encuentran levemente retiradas, la edificación se recuesta sobre una de ellas, dejando un despegue y conexión con el jardín posterior. El ajuste de la edificación en planta alta define el límite con los linderos Oeste y Este. El vaciado del extremo al Este genera la apertura de huecos en estas fachadas, buscando una intensa relación con el exterior y vistas diagonales al patio de acceso.

El marcado carácter racional de la propuesta, la enfrenta, por contraste, al desbordante jardín que la rodea, el color, la tersura y el tratamiento de los materiales, confieren al exterior una sobria calidez.

 
ESTRUCTURA
La estructura presenta la singularidad de estar apoyada en cuatro columnas, para evadir la presencia de lo existente. Se resolvió íntegramente en hormigón armado, las vigas en voladizo dan respuesta a la integración buscada con las parcelas linderas estas en todo su perímetro buscan dar continuidad y son a la vista con terminación de encofrado de tableros fenólicos, el resto de la estructura queda recubierta por los paramentos verticales de mampostería.

 
EXTERIORES
Los muros exteriores medianeros se realizaron en bloques de hormigón a la vista con independencia del resto de la edificación definiendo así pantallas de privacidad.
En el resto de la edificación se opto por un revestimiento texturado que unifique las sucesivas intervenciones que tuvo la vivienda, utilizando una gama de colores neutra, tersa y amalgamada.

El cuidado para los vanos de planta baja se resolvió como un tamiz continuo proporcionado por lamas horizontales de perfiles “T” enriqueciendo la relación entre exterior e interior mediante la introducción de múltiples matices de luz y sombra, trasparencia y opacidad, privacidad y conexión enfatizada con la iluminación interior cuando cae la noche.
En planta alta los interiores están protegidos por parasoles verticales regulables y corredizos, realizados en chapa doblada BWG Nº 16 acabados con pintura al horno en color azul arquitectura.

Los suelos se resolvieron como elementos continuos de bloques intertrabados de gran resistencia al impacto dejando en lugares determinados espacio para que la vegetación pueda crecer y terminar de definir los espacios exteriores.

 
INTERIORES
Todo el proyecto se resuelve con un acabado liso en sus paredes, el sector central de la escalera queda enfatizado por la entrada de luz cenital y el reflejo producido por el rebote de luz de todas las orientaciones.

Los suelos interiores se adaptan a lo existente en planta baja dando continuidad en los espacios de uso intenso, el mosaico granito sin junta es el material que unifica las etapas de intervención.

La planta alta por su condición de espacio privado se resuelve íntegramente con pisos de madera, enfatizada por la luz que introduce el patio de servicio en el hall de distribución. Las puertas interiores de alta calidad resuelven la acústica interior de cada local, las carpinterías de aluminio hermetizan el interior con control de ruptura de puente térmico y doble vidrio con cámara de vacío.

Los baños se revisten con piezas de gran formato en porcelanato, las mesadas de mármol en la misma tonalidad dan armonía y suavidad a las superficies.

La cocina toma un tono más dramático y rustico ya que sus revestimientos son de venecita gris y mesadas de granito negro absoluto incluyendo revestimientos alisados de cemento.
Todos los detalles y ajustes de las partes, encuentros de carpinterías, cielorrasos despegados para alojar las cortinas, alfeizares y umbrales de granito negro absoluto, zócalos con buñas rehundidas, barandas buscan una definición material propia, ligera y exacta. La monocromía en el interior y descomposición de planos en el exterior definen la composición.





 










































































































































































23 de marzo de 2013

BEBO VALDES QEPD

Dionisio Ramón Emilio Valdés Amaro
Quivicán, Cuba, 9 de octubre de 1918 - Estocolmo, Suecia, 22 de marzo de 2013



























Muere Bebo Valdés, el mago de los ritmos cubanos
Por Mauricio Vicent para El País


Ya se sabe que en la música cubana hay abundancia de genios y nombres imborrables. Sin duda, entre los que hay que escribir con mayúsculas está el de Bebo Valdés, fallecido en Suecia a los 94 años de edad, después de pasar los últimos años de su vida residiendo en Benalmádena (Málaga) enfermo de Alzheimer. Bebo fue protagonista de momentos de oro de la música cubana, además de ser precursor de las famosas descargas de jazz afrocubano y creador de un ritmo propio, la batanga, que arrasó en la isla en los años cincuenta. 

Era padre de otro pianista y compositor genial, Chucho Valdés, quien se traslado a Málaga a cuidarle en los últimos momentos de su vida. Hace aproximadamente dos semanas, los hijos de de su última esposa, la sueca Rose-Marie Perhson, que falleció el verano pasado, se llevaron a Bebo de Málaga a Estocolmo en contra de la voluntad de Chucho, pero esa es otra historia.

El verdadero nombre de Bebo era Ramón Emilio Valdés Amaro y nació el 9 de octubre de 1918 en Quivicán, un pequeño pueblo de guajiros y tierras rojas a 40 minutos de La Habana. Desde que nació Bebo llevaba la música en el ADN. Antes de salir de Quivicán fundó con un amigo de la infancia su primera banda, la Orquesta Valdés-Hernández, y desde entonces compaginó el piano con su vocación de arreglista y compositor.
En los años cuarenta, estando ya en la orquesta de Julio Cueva, compuso uno de sus primeros mambos, La rareza del siglo, en momentos en que la música popular cubana se modernizaba a toda velocidad.

A partir de 1948 y hasta 1957 trabajó en Tropicana, donde acompañó e hizo arreglos para la vedete Rita Montaner. Su orquesta, Sabor de Cuba, y la de Armando Romeu actuaban cada noche en el show del famoso cabaret y allí compartieron escenario con grandes artistas norteamericanos, incluido Nat King Cole, con quien llegó a grabar algún tema.

Por aquella época el jazz arrasaba en Estados Unidos y los músicos norteamericanos viajaban a la isla para descargar con sus colegas cubanos. Bebo participó en no pocas de aquellas legendarias jam session, que tenían como animador principal al percusionista Guillermo Barreto. En medio de aquel hervidero, el 8 de junio de 1952, con una banda de veinte músicos dio a conocer en los estudios de RHC Cadena Azul su nuevo ritmo, la batanga. Entre los tres cantantes que integraban aquella orquesta estaba el gran Benny Moré.
 
A finales de los cincuenta Bebo colaboró con Lucho Gatica, en México. En 1960, en medio de una gira decidió exiliarse en Estocolmo (Suecia), donde se caso con Perhson y rehízo su vida. Durante más tres décadas estuvo alejado de la música. Sólo amenizaba las veladas en el piano-bar de un hotel de la capital sueca cuando, en 1994, lo llamó Paquito D´Rivera y le invitó a grabar un nuevo disco, Bebo Rides Again, una colección de clásicos cubanos junto a temas originales de Valdés.

En el año 2000 fue el cineasta Fernando Trueba quien le redescubrió y le invitó a participar en su película ‘Calle 54’. Bebo se reencontró entonces en un escenario con su hijo Chucho y también con sus viejos amigos Israel López Cachao y Patato Valdés. Tras terminar el documental, Trueba grabó a los tres el disco ‘El arte del sabor’, que obtuvo el Grammy al Mejor Album Tropical Tradicional en 2001, primero de los nueve que obtuvo Bebo en los años siguientes gracias a su colaboración con el cineasta español.

Poco después triunfó nuevamente con Lágrimas negras, un álbum de temas cubanos con alma gitana realizado con el cantaor Diego el Cigala, con el cual obtiene otro Grammy y tres discos de platino en España. Con Trueba hizo ocho discos y se convirtió en el protagonista de su documental El milagro de Candeal, rodado en la favela del mismo nombre en Salvador de Bahía con Carlinhos Brown. También hizo la música y sirvió de inspiración para ‘Chico y Rita’, la película de animación dibujada por Javier Mariscal que fue nominada al Oscar en 2012.

Su último disco fue Bebo y Chucho Valdés, Juntos para siempre’, un homenaje en el que padre e hijo repasaron juntos el repertorio y los ritmos de la música cubana que siempre tocaron juntos y que Bebo interpretó como nadie.

Anoche, la muerte de Valdés fue recibida por Mariscal con dolor pero a la vez con el recuerdo azul de su alegría y sobre todo de su elegancia. “Bebo era la esencia de lo mejor de Cuba: todo en él era especial, su forma de tocar, su manera de caminar, su risa, su elegancia para todo”. El diseñador recordó las charlas y momentos musicales que pasaron juntos con Trueba durante la preparación de Chico y Rita y cómo, a través de los recuerdos de Bebo, él descubrió de nuevo Cuba. “Yo estaba enamorado de Cuba desde pequeño, y conocía el país y sus gentes, pero redescubrirla a través de los ojos y de la sensibilidad de Bebo fue algo especial”, afirma. “Bebo representaba la esencia de Cuba y de lo mejor de su música”.

El músico de Quivicán fue una de las inspiraciones del personaje protagonista de Chico y Rita, un pianista de la época de oro de la música cubana atrapado por el amor de una mulata y aquella Habana mágica. Mariscal, que piensa en imágenes, asegura que Bebo tocaba como “si de pequeño hubiera metido en una lavadora todas las partituras de Lecuona y de los mejores compositores de la música cubana”, atrapando fragmentos deshilachados y notas de cada uno e “incorporándolos a su espíritu”.

El contrabajista Javier Colina, que en 2007 ganó un Grammy con Valdés por Live in Vllage Vanguard, disco que grabaron a cuatro manos durante una semana en el mítico club de Nueva York, asegura que “aquella semana fue “la más feliz de su vida”. “Bebo no tenía igual”, aseguró. Chucho Valdés, que se mudo a Benalmádena a pasar junto a su padre los últimos años de su vida y se opuso a su reciente traslado a Suecia, se despidió de su padre como el “más grande” y con la felicidad de haber hecho antes de morir el disco Juntos para siempre.




22 de marzo de 2013

¿ES LA INSEGURIDAD URBANA TEMA DE LA ARQUITECTURA?

Por Martín Marcos para HABITAR
Arquitecto y urbanista. Profesor Titular FADU UBA




 






















¿Es posible aportar desde otra mirada disciplinar a un problema tan complejo y urgente? ¿Un buen espacio público puede inducir comportamientos sociales y hacer más segura una ciudad? Algunos sostienen que reparar rápido las “ventanas rotas” y volver a pensar la calle son la mejor política preventiva. 


En 1969 Philip Zimbardo, profesor de la Universidad de Stanford, realizo un experimento en el marco de sus investigaciones sobre psicología social. Estacionó un automóvil sin patente con el capot levantado en una calle del descuidado Bronx de Nueva York; y otro similar en una calle del rico barrio de Palo Alto, California. El automóvil del Bronx fue atacado en menos de diez minutos. Su  aparente estado de abandono habilitó el saqueo. El automóvil de Palo Alto no fue tocado por más de una semana. Luego Zimbardo dio un paso más, rompió una ventana con un martillo. De inmediato los transeúntes comenzaron a llevarse cosas. En pocas horas, el auto había sido totalmente deteriorado. En ambos casos muchos de los saqueadores no parecían ser gente peligrosa. La experiencia, que derribó más de un prejuicio, habilitó que los profesores de Harvard George Kelling y James Wilson desarrollaran en 1982 la Teoría de las Ventanas Rotas: “Si una ventana rota se deja sin reparar, la gente sacará la conclusión que a nadie le importa y que el lugar no tiene quien lo cuide. Pronto se romperán más ventanas, y la sensación de descontrol se contagiará del edificio a la calle, enviando la señal de que todo vale y que allí no hay autoridad”. 


“Si una ventana rota se deja sin reparar, la gente sacará la conclusión que a nadie le importa y que el lugar no tiene quien lo cuide. Pronto se romperán más ventanas, y la sensación de descontrol se contagiará del edificio a la calle, enviando la señal de que todo vale y que allí no hay autoridad”. 
 

 



























A raíz de ello Kelling fue contratado –mucho antes de Rudolph Giuliani y sus controvertidas políticas de “tolerancia cero”– como asesor del subte de Nueva York, donde reinaban la inseguridad y el delito. Su primer desafío fue convencer al progresista alcalde de la ciudad, el demócrata Ed Koch, que la solución no era poner más policía y hacer más arrestos, como la mayoría reclamaba, sino limpiar e impedir sistemáticamente los graffitis en los vagones, hacer que todo el mundo pague su boleto, y erradicar el vagabundeo en el subte. Pese a la lluvia de críticas, la transformación del Metro de Nueva York comenzó mediante símbolos y detalles concretos, pero muy visibles, que restablecían el orden y la autoridad. Hasta el afamado diseñador Massimo Vignelli, autor de la señalización, resolvió invertir los colores de sus carteles a tipografía blanca sobre fondo negro para desalentar a los graffiteros. Hoy es un modelo de espacio público seguro y eficiente; y un emblema que los neoyorquinos no están dispuestos a volver a poner en riesgo. 


Su primer desafío fue convencer al progresista alcalde de la ciudad, el demócrata Ed Koch, que la solución no era poner más policía y hacer más arrestos, como la mayoría reclamaba, sino limpiar e impedir sistemáticamente los graffitis en los vagones, hacer que todo el mundo pague su boleto, y erradicar el vagabundeo en el subte.
 

 

 

























La idea es sencilla pero poderosa: Las malas costumbres se contagian rápido; pero las buenas, con esfuerzo y continuidad, pueden desplazarlas.


La idea es sencilla pero poderosa: Las malas costumbres se contagian rápido; pero las buenas, con esfuerzo y continuidad, pueden desplazarlas. ¿Cuantas cosas a nuestro alrededor están en estado crítico por nuestra indiferencia ante el primer síntoma de que algo no estaba bien? ¿Cuántas ventanas rotas vemos por día? Se trata de marcar los límites y evidenciar malas prácticas y hábitos con estrategias situacionales y preventivas que involucren tanto a las autoridades como a la comunidad en una resolución participativa de los problemas. Pero también reivindicar el rol del Estado en la regulación y control de un ámbito donde siempre debe privilegiarse el interés general por sobre cualquier apropiación particular –pequeña o grande- por mas justificada que sea. A diferencia de lo que muchos sostienen desde una errónea perspectiva libertaria, la convivencia democrática en el espacio público exige restringir la libertad individual para maximizar su buen uso y el disfrute colectivo.

Algunas de las ciudades más exitosas en esta materia han salido de sus espirales de deterioro conjugado la planificación proactiva con alta calidad de diseño, materiales y construcción;  sumado a la instalación de una cultura de la higiene urbana y el mantenimiento constante; o como le gusta decir al ex-alcalde de Curitiba, Jaime Lerner: “Obsesión por la acupuntura urbana”. 


Algunas de las ciudades más exitosas en esta materia han salido de sus espirales de deterioro conjugado la planificación proactiva con alta calidad de diseño, materiales y construcción;  sumado a la instalación de una cultura de la higiene urbana.


 

 

















Una de las primeras en señalar estas cuestiones fue Jane Jacobs, famosa y polémica militante por los derechos civiles en Nueva York. Inicialmente ridiculizada por los tecnócratas del urbanismo moderno, hoy es reivindicada y citada hasta por el propio presidente Obama. En su libro “Muerte y vida de las grandes ciudades” (1962) va a rescatar las ricas preexistencias de la ciudad multifuncional, compacta y densa donde la calle, el barrio y la comunidad son vitales en la cultura urbana. “Mantener la seguridad de la ciudad es tarea principal de las calles y las veredas”. Para ella una calle segura es la que propone una clara delimitación entre el espacio público y el privado, con gente y movimiento constantes, manzanas no muy grandes que generen numerosas esquinas y cruces de calles; donde los edificios miren hacia la acera para que muchos ojos la custodien. 

Como plantea la ONU: “El futuro de la humanidad y del planeta depende de tener mejores ciudades”. Sabemos que replegarnos al espacio privado, o huir al insustentable urbanismo difuso de las periferias no es solución y agrava el problema. Nuestra “calidad de vida” no puede depender de ghettos custodiados por murallas, alarmas y ejércitos privados. Por eso reducir la inseguridad y los niveles de temor es tan prioritario como hacerlas más eficientes, integradas y creativas. Debemos volver a mirar el espacio público como el corazón de la vida moderna; su diseño, su uso, su gestión y nuevas funciones. Invertir nuestra habitual lógica proyectual y definir los sólidos solo a partir de una clara toma de partido sobre que vacíos queremos. Desde allí repensar la calle, la plaza, el parque; el arbolado y el paisaje urbano, aquello que nos permite construir identidad y experimentar el encuentro, el intercambio y la diferencia. “Un sitio se hace lugar solo cuando nos apropiamos culturalmente de él”, diría Heidegger. 


“Mantener la seguridad de la ciudad es tarea principal de las calles y las veredas”. Para ella una calle segura es la que propone una clara delimitación entre el espacio público y el privado, con gente y movimiento constantes, manzanas no muy grandes que generen numerosas esquinas y cruces de calles; donde los edificios miren hacia la acera para que muchos ojos la custodien. 



 


























Recientes investigaciones demuestran que estas correspondencias entre diseño urbano, comunidad y espacio público son complementos ideales para la implementación de una política de seguridad consistente. Bill Hillier, Profesor de la Universidad de Londres, desde su Laboratorio de Sintaxis Espacial investiga y mapea los flujos entre delito, lugares y población. Millones de datos relevados y años de análisis le han permitido concluir, igual que Jacobs, que la ciudad compacta y densa es más segura que los barrios residenciales de baja densidad. Las zonas especializadas o mono-funcionales con poca presencia de viviendas -que pierden vitalidad y peatones a cierta hora- tampoco son recomendables. La calle vuelve a ser clave y recomienda anchos acotados -no sobredimensionarla- y tejido compacto mediante edificios que conformen una grilla con buena densidad poblacional. Las torres exentas con rejas o paredones hacia la calle y los shoppings endogámicos que se aíslan del espacio público, no ayudan. Lo ideal: Manzanas con comercios en planta baja y  edificios de departamentos en los pisos superiores, conformando calles y barrios animados y heterogéneos que mezclen distintos tipos de gente y actividades; desde educativas, culturales, e institucionales, hasta comerciales, turísticas y productivas ambientalmente compatibles. 


Lo ideal: Manzanas con comercios en planta baja y  edificios de departamentos en los pisos superiores, conformando calles y barrios animados y heterogéneos que mezclen distintos tipos de gente y actividades; desde educativas, culturales, e institucionales, hasta comerciales, turísticas y productivas ambientalmente compatibles. 
 



 






















La problemática de la seguridad debe ser parte de la normativa urbanística y de los retos iniciales del proyecto, la arquitectura y la obra pública. Las angustias e imposibilidades actuales nos desafían a exigir e innovar desde otras lógicas, con mayor participación y menos especulación. Tal vez, los próximos concursos y debates urbanos en Buenos Aires, entorno a la urbanización de importantes tierras públicas desafectadas del uso ferroviario en los barrios de Palermo, Caballito y Liniers, sean buenas oportunidades para que nuestra disciplina y colectivo profesional propongan teniendo en cuenta estas cuestiones. 


Habrá que evitar, desde la madurez y la responsabilidad, lo que Luis Fernández Galiano denomina “arquitectura urbicida”, aquella que responde más al ego y/o a una oportunidad de negocio que a hacer mejor ciudad. ¡Ojalá!
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